Es realmente un chileno el dueño de la Luna?


La Luna, el satélite natural que todos conocemos, parece ser un lugar libre, al que _al menos en teoría_ todos podemos tener acceso, si es que se cuenta con la tecnología para llegar a este astro ubicado a más de 300.000 kilómetros de distancia. La libertad que existe allí podría haber cambiado.

El abogado chileno Jenaro Gajardo Vera, quien el 25 de septiembre de 1954, según consta en una documentación oficial firmada ante notario, se convirtió en el “dueño de la Luna”.

La verdad es que del documento en cuestión existe un registro en el Archivo Judicial de Santiago de Chile. Pero según la BBC no existe inscripción en el Conservador de Bienes Raices, como tanto una publicación en el diario oficial, ni en el periódico La Mañana de Talca, como alguna vez se sostuvo.



¿pero cuál serían los motivos de don Jenaro  para inscribir la Luna?

La primera sería crear la "Sociedad Telescópica Interplanetaria" en Talca, que entre sus objetivos realmente contemplaba la formación de un comité de recepción para los primeros visitantes extraterrestres.

Y la segunda razón sería para demostrar su patrimonio y de esta forma poder tener una membresía en Club Social de Talca, pero esto último no se ha podido comprobar.

Pero la reclamación también trajo un particular problema para el abogado, ya que entre sus anécdotas sostenía que el Servicio de Impuestos Internos lo contactó por lo tributos que supuestamente adeudaba al Estado por ser dueño del satélite natural.

Jenaro Gajardo siempre aseguró que el agregado cultural de Estados Unidos en Chile a fines de la década de 1960, le entregó un mensaje del ex-Presidente Richard Nixon en la antesala de la misión del Apolo 11.

La solicitud de Estados Unidos, comentaba que el abogado, buscaba permitir que el hombre llegara al satélite natural. Obviamente no existió reparo de parte de Gajardo ante la solicitud, que no era formal y se habría gestado como una particularidad ante la repercusión de su reclamación a nivel internacional.

Gajardo murió en 1998 y según su testamento, el satélite natural fue heredado a sus compatriotas. "Dejo a mi pueblo la Luna, llena de amor por sus penas", proclamó como legado de una reclamación de propiedad que nunca catalogó como algo material. Lo suyo iba más allá. Lo suyo era, según proclamaba, un acto poético.

Felipe Martínez

Comunicador social


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