LOCAL.- Cumpliendo los encargos de los vecinos, pero sin resultado en materias reiteradas, el Moncejo Municipal abordó esta semana el insistente problema de los ruidos molestos.
La situación que afecta a numerosas familias que viven en las cercanías de la Medialuna y en Cachapoal, por citar algunos ejemplos, es el uso de altoparlante a un volumen exagerado y molesto, más allá del lugar donde se genera este ruido.
El fin de semana anterior y mientras la comunidad católica vivía el recogimiento espiritual de semana santa, en la medialuna “la fiesta ardía” y el volumen hacia imposible la tranquilidad.
Esto se repite una y otra vez en distintos lugares. La plaza de la ciudad, no es la excepción y allí grupos religiosos con equipos de alto volumen, en las horas y días que no hay control, después de las 18:00 horas y los domingos, ahuyentan a quienes buscan tranquilidad en el paseo de la ciudad.
Existen normativas y fiscalizadores que deben atender eta situación, pero, aun así el tema persiste.
La comuna de San Carlos tiene una ordenanza sobre ruidos molestos, pero no se aplica al punto que, desde la misma alcaldía salen la mayoría los permisos para las ruidosas fiestas de la medialuna. Hay unas 20 personas contratadas en la Dirección de Seguridad Pública que debieran detener estos excesos o “incivilidades”.
A propósito, las ordenanzas municipales deben ser fiscalizadas en su cumplimiento por los inspectores municipales, pero también por Carabineros.
Cuando el concejal plantea la denuncia, si bien cumple con el encargo, no quiere decir que el problema de comunidad se haya solucionado, como también los dirigentes vecinales que aseguran haberlo planteado en “mesas”, “diálogos” “entrevistas”, pero son escasos los reclamos por escrito, que son los únicos que se pueden perseguir para obtener algún resultado.
Queda claro dónde está el origen del problema, por lo que llamamos a la autoridad a cumplir y hacer cumplir las normativas municipales (Ordenanzas), para mejorar la convivencia de la ciudadanía.