AGRO.- El amaranto es un cultivo que presenta una gran adaptabilidad a estresores provocados por el cambio climático, y es considerado una alternativa para la agricultura nacional en suelos degradados y ante la escasez hídrica.
Para contribuir a los desafíos hídricos nacionales, la Universidad de Chile impulsó el proyecto "Amaranto: una alternativa productiva, nutritiva y resiliente al cambio climático para la pequeña agricultura de la Zona Central de Chile", financiado por la Fundación para la Innovación Agraria (FIA ).
La iniciativa determinará la adaptabilidad de la planta ante el déficit de agua, siendo un alimento nutritivo que podría producirse ante el adverso escenario.
Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el número y duración de las sequías han impedido en un 29% desde el año 2000 a la fecha, lo que tiene significado que alrededor de 2.300 millones de personas tendrán inconvenientes para adquirir agua.
En el caso de Chile, el 23% del territorio se encuentra en estado de desertificación y el 53% en estado de sequía, según el Reporte Nacional de Degradación de las Tierras de CONAF. Además, el Ministerio de Agricultura determinó que existen 275 comunas bajo emergencia agrícola por déficit hídrico, situación que posiciona a Chile como el país con mayor riesgo de sufrir estrés hídrico en Latinoamérica.
El proyecto liderado por la profesora Cecilia Baginsky evaluó el cultivo de cuatro especies de amaranto en diferentes zonas de las regiones de Valparaíso, Maule y Metropolitana durante tres años.
El estudio evaluó la eficiencia en el uso del agua, calidad nutricional y funcional de los granos. El amaranto se caracteriza por tener una alta eficiencia en el uso de la radiación y una alta eficiencia fotosintética frente a condiciones de estrés asociadas al cambio climático.
A su vez, se adapta a suelos degradados.
Actualmente se conocen 60 especies de amaranto en el mundo, las cuales presentan variaciones en su desempeño en el cultivo.
El estudio seleccionó variedades de esta semilla, evaluando su tolerancia al estrés hídrico, considerando su rendimiento y el impacto del déficit hídrico en la calidad nutricional y funcional de los granos.
El proyecto descubrió que la planta tiene la particularidad de evadir la pérdida de hojas para consumir menos agua, produciendo que las hojas remanentes sean más tolerantes y capaces de seguir cumpliendo su función principal, que es la fotosíntesis.
Aunque el rendimiento en grano se ve perjudicado, no se ve tan afectado como en otros cultivos más sensibles.
El proceso de producción de granos dejará compuestos antioxidantes en la planta, permitiendo que el amaranto sea una alternativa productiva, nutritiva y resiliente al cambio climático para la pequeña agricultura de la Zona Central de Chile.
Fuente: agronomiauchile.cl