LOCAL.- El término del permiso precario para las Moteras en la plaza deja en evidencia la falta de una política municipal clara respecto de estas actividades que tiene su justificación en la asistencialidad social.
Una actividad que se inició con dos meses y algunos carros de venta de mote con huesillo se fue transformando y hoy es una veintena de personas dedicadas a esta actividad en los espacios de uso público mediante un permiso precario, cuya justificación está en la asistencialidad que debe cumplir la Dideco.
Hoy ya no son dos meses, sino prácticamente la mitad del año y su cantidad supera la veintena de personas que, en su mayoría se instala en la plaza de arma de la ciudad “principal centro cívico según lo define el alcalde Gastón Suazo.
Esta semana el alcalde les informó que los permisos durarían hasta el 31 de marzo, noticia que no fue bien recibida, ya que esperaban reconvertir y seguir vendiendo ahora, sopaillas y café.
El alcalde le señaló a una de las moteras que fue a renovar su permiso que reinstalaría a este grupo en otro lugar que podría ser la alameda, como ocurre en la mayoría de las ciudades, según lo contó a nuestro medio, Rosita.
Un problema municipal tiene una repercusión mayor, ya que este tipo de actividad y su regulación se evidencia mucho más en el comercio ambulante de distinto tipo, y en diferentes espacios, en la vía pública, donde la ciudadanía pide su regulación.