“Más chileno que los porotos”
AGRO.- Si bien exhibe cientos de variedades, el poroto tiene apenas seis razas madre. Una de ellas, la “chilena”, es objeto de una investigación que examina su diversidad y busca revitalizar su consumo.
Granados, con riendas, pilco o mazamorra. Protagonista del
almuerzo chileno por generaciones, el poroto – pese a su alto contenido en
proteínas, fibra y vitaminas- ha perdido prominencia. Su baja rentabilidad
comercial, prejuicios en torno a su consumo y cambios en los hábitos
alimenticios, han desplazado de la cocina a este plato típico.
“Estamos comiendo más el poroto negro y el tórtola y si
tenemos unas 200 variedades, algunas con más de 35% de proteína, entonces
podemos perder diversidad, patrimonio y una buena fuente nutritiva”, dijo la
doctora en Botánica, Aparna Banerjee, directora alterna de un proyecto que
examina la genética y diversidad de la citada legumbre, bajo el liderazgo del
Centro de Estudios en Alimentos Procesados (CEAP). La iniciativa es financiada
por Fondo de Fortalecimiento al Desarrollo Científico de Centros Regionales de
ANID.
“Tratamos de entender cómo mejorar el cultivo de poroto con
bacterias y distintos factores abióticos, como temperatura, sequía y salinidad,
y validar el trabajo de laboratorio en el campo. Plantamos en Licantén y en
abril saldrán nuestros porotos”, afirmó la también microbióloga del Centro de
Investigación y Estudios Avanzados (CIEAM), perteneciente a la Universidad
Católica del Maule (UCM).
“Sembramos muchas variedades, incluyendo sapito y
mantequilla. Tendremos mucho trabajo”, apuntó.
“Raza Chilena”
El proyecto, que lleva dos años en curso, ha logrado
recopilar muestras de cerca de 200 tipos de la legumbre entre O’Higgins y
Ñuble, dentro de una misma especie.
“El objetivo es estudiar la raza ‘Chile’. El centro de origen
del poroto es Guatemala y México y de ahí durante miles de años se expandió
hacia el sur. En ese proceso se formó la raza ‘Chile’”, sostuvo el director del
proyecto y titular científico del CEAP, Basilio Carrasco.
La raza “Chile” forma parte de la matriz “andina” de los
porotos, que incluye a los tipos “Nueva Granada” y “Perú”. Las especies
andinas, junto a tres familias mesoamericanas, conforman las razas madres de la
legumbre.
“La traza chilena, junto a las de Sudamérica, tiene una
particularidad que es el tamaño de la semilla, que es mucho más grande que las
de Centroamérica y Norteamérica. En el sabor no hay tanta diferencia”,
puntualizó el doctor en Ciencias durante una charla que realizó junto a su
equipo en el Colegio Esmeralda de Talca, con apoyo de un programa de extensión
de la UCM.
“Con los análisis nutricionales que estamos viendo,
detectamos varios tipos con un buen aporte nutricional, como la variedad
‘Palo’, como le llama la gente acá, que tiene un 30% de proteína, bajos niveles
de carbohidrato y compuestos antioxidantes interesantes. Afortunadamente no hay
ninguna variedad en peligro de extinción, porque independiente del banco de
germoplasma del INIA, nosotros tenemos nuestra propia colección”, agregó.
A comer porotos
Si bien la diligencia científica ha permitido asegurar la
sobrevivencia del ancestral alimento, el calentamiento global aún constituye un
riesgo.
“Los porotos pueden incluso ayudar con enfermedades crónicas.
Proteger esa biodiversidad es importante para la salud”, aseveró Cynthia Meza,
quien participó en la charla en el Colegio Esmeralda como exalumna del
establecimiento y colaboradora de la investigación.
Meza, estudiante del doctorado de Biotecnología Traslacional
de la Universidad Católica del Maule, publicó recientemente en una revista
internacional -como autora principal- un artículo sobre el rol de las bacterias
en la germinación y crecimiento de plantas de poroto sin usar fertilizantes químicos.
“Para cuidar la biodiversidad -aconsejó- es necesario
consumir este alimento, preferirlo por sobre variedades introducidas y cultivar
uno mismo las semillas. Los grandes agricultores igualmente podrían considerar
la importancia de esta biodiversidad y producirla”.