LOCAL.- Muchos sancarlinos humildes, especialmente adultos mayores y postrados, reciben cada semana alimentos preparados de la olla común que sostiene ya casi dos años, la sancarlina Cecilia Torres.
Nos sorprende saber que lejos de terminar con esta Olla común, que se suponía era una respuesta social a un momento inicial de la pandemia, siga hoy con más fuerzas y más ayudas, ya que además de la entrega de alimentos preparados los fin de semana, se ha sumado la entrega de ropa, frutas verduras y todo lo que la gente le lleva a Cecilia para que ella y sus colaboradores entreguen en distintos barrios de San Carlos e incluso en sectores rurales.
Cada viernes preparan la comida y el sábado por la mañana aparecen los colaborares que le ayudan en el reparto “por ejemplo está Juanita Flores ella viene de Monte Blanco a apoyarnos con los repartos” nos cuenta.
También aclara: “Yo no recibo dinero, la gente sabe que debe comprar los alimentos o la ayuda que quiera y llevarla a mi casa de Roble 485, yo le saco fotos y lo voy informando en el Facebook lo que hemos preparado y a dónde se va entregando la comida y las ayuda”.
La lista es larga y son muchos sectores y casos de personas que reciben la comida y en algunos casos cuando se puede, otro tipo de alimentos, verduras, conservas. Cecilia Torres, que ha sido distinguida por su espíritu solidario, ha ido logrando que otros sancarlinos ayuden en la tarea de esta gran olla común.
“Vamos a hacer una rifa- me cuenta- para juntar dinero y llevar a la playa a abuelitos que nunca han visto el mar”.
Repentinamente se acuerda que también Matías Vivero le ayuda con los repartos y, al ser consultada sobre la reciente publicación de la seremi de Desarrollo Social que aseguró que se han entregado 11 mil kilos de alimentos a ollas comunas de Ñuble, Cecilia Torres nos dice, nosotros recibimos hace como dos meses de ADRA, una organización adventista, ayuda social, pero ya no queda nada de eso.
Dice que quienes ayudan con el transporte además pagan su propio combustible, y lo que es más, se necesita y le avergüenza pedir, es el gas para cocinar a cientos de sancarlinos, para quienes el sábado es distinto.
“Lo que yo hago es solo por cariño, don Mario, y mi gente que me apoya igual... Es muy gratificante verlos sonreír a mis abuelitos y el cariño que nos dan es impagable y como dice mi hijo mayor, para ayudar solo hay que tener ganas y amor al prójimo.. y respeto a las personas... sin clasismo y sin mirar a quién...".