Opinión.- (El Mostrador).-
La académica sueca Sofia Näsström, profesora en el Departamento de
Gobierno de la Universidad de Uppsala y que trabaja en el campo de la teoría
política, con un especial foco en temas vinculados a la democracia y la
representación, vino a Chile a exponer a la Universidad Adolfo Ibáñez.
Al
analizar la situación en Chile, aseguró que el crecimiento económico debe estar
unido a la seguridad social, la misma que garantizó la paz en la Europa de la
posguerra: «Tal como demuestra Sheri Berman en su libro ‘The Primacy of
Politics’, lo que aseguró la estabilidad fue la democracia social, que estaba
muy difundida en muchos países. La agenda neoliberal durante los últimos
treinta años ha reimpulsado la crisis de la democracia en Europa y el resto del
mundo. Es un verdadero caballo de Troya y esa es una de las razones por las
cuales el nacionalismo y populismo autoritario crecen, para llenar el vacío
social en Europa».
Un duro diagnóstico sobre la crisis chilena realizó Sofia
Näsström, académica sueca que estuvo de visita en Chile. «Creo que la principal
causa de la crisis es la creencia errónea de que uno puede tener un crecimiento
económico infinito y estabilidad democrática, en un país sin el respaldo y el
apoyo de reformas sociales. Eso es una ilusión. Quizás funciona en el corto
plazo, pero no en el largo», sentenció.
La académica expuso en la Universidad Adolfo Ibáñez (UAI)
sobre la mirada del filósofo Montesquieu y las razones sobre las cuales, muchas
veces, se corrompe la democracia, en el marco del proyecto Redes-UAI sobre la
“Crisis de la Democracia”, que dirige el profesor de la Escuela de Gobierno,
Gonzalo Bustamante.
«Existe una falta de reformas institucionales en el sistema
de partidos, que faciliten a la gente ingresar a la política sin la necesidad
de contactos. La falta de fe en los partidos es un fenómeno mundial, pero creo
que es mayor en Chile que en otros lugares, al menos si se compara con Europa»,
afirmó Näsström, profesora en el Departamento de Gobierno de la Universidad de
Uppsala, Suecia.
Trabaja en el campo de la teoría política, con un especial
foco en temas vinculados a la democracia, el pueblo y la representación. En la
actualidad está completando un monográfico titulado The Spirit of Democracy:
Sources of Corruption and Renewal y es la investigadora principal del nuevo
proyecto Democratic Self-Defense: The Social Model (2019-21).
Entre sus contribuciones más relevantes a la teoría de la
democracia destacan sus investigaciones sobre la democracia transnacional y, en
particular, cómo debemos entender la noción de igualdad democrática en
contextos transnacionales, reflejados en el volumen que coeditó: Political
Equality in Transnational Democracy. Asimismo, sus reflexiones en torno a las
nuevas expresiones democráticas tras la crisis de representación –valorando los
movimientos indignados y Occupy– han sido particularmente resaltadas.
Näsström recalcó que es difícil anticipar las consecuencias
de la crisis a nivel político, pero advirtió que, si no se toman en serio los
problemas, podría haber un mayor distanciamiento entre la gente y la élite, lo
que podría pavimentar el camino para un líder populista que explote esa brecha
y movilice a la gente. «Es el peor escenario para Chile, que ha sido visto como
el país maravilla en Sudamérica por largo tiempo (…). El descontento democrático
que ustedes están experimentando en Chile ahora puede interpretarse como una
demanda de más democracia y no menos y esto es esperanzador. Creo que ahora
tienen una posibilidad única de convertirse nuevamente en un país maravilloso.
Si logran cambiar la Constitución, y se abren a reformas sociales, podrán
demostrar que es posible que la democracia se reinvente en medio de la crisis».
«Mi impresión es que ustedes están en medio de una severa
crisis. Hay una amplia decepción con la forma en que funciona el sistema
democrático aquí», planteó, aunque recalcó que el caso de Chile no es único.
«Experimentamos una desconsolidación de la democracia en muchas sociedades,
incluso en las establecidas. La gente no confía en los políticos, y cuestiona
tanto la legitimidad como la eficacia de las instituciones democráticas como
las elecciones, el Estado de Derecho, el sistema de partidos y los medios
oficiales. La gente duda que puedan resolver o enfrentar los problemas
vinculados a la desigualdad económica, el cambio climático y la migración»,
explicó.
Causas de la crisis
En su experiencia, la profundidad y causas de la crisis
difieren por país. «Mi impresión es que la crisis en Chile es más dura que en
otro países, dado el bajo respaldo a los partidos y la decepción, básicamente,
para surgir por la incapacidad del sistema democrático de resolver las
desigualdades económicas. En muchos países de Europa, el principal tema es la
migración, pero la gente tiene más confianza en el sistema de partidos. Por lo
tanto, la crisis aquí es mucho más aguda», precisó Näsström.
La académica sueca insistió en que las causas de la crisis
de representación se deben al éxito económico en Chile, que ha creado un mayor
nivel de vida, pero también más expectativas, y a la vez, a la incapacidad de
los partidos políticos para llevar a cabo las reformas sociales necesarias que
lo acompañen.
Específicamente, aseguró que el crecimiento económico debe
estar unido a la seguridad social, la misma que garantizó la paz en la Europa
de posguerra. «Tal como demuestra Sheri Berman en su libro The Primacy of
Politics, lo que aseguró la estabilidad fue la democracia social, que estaba
muy difundida en muchos países. La agenda neoliberal durante los últimos
treinta años ha reimpulsado la crisis de la democracia en Europa y el resto del
mundo. Es un verdadero caballo de Troya y esa es una de las razones por las
cuales el nacionalismo y populismo autoritario crecen, para llenar el vacío
social en Europa».
También resaltó que, según las propias encuestas en Chile, a
la gente la preocupan las desigualdades económicas, la dificultad para lograr
cambios mediante el actual sistema constitucional, la falta de respeto y
dignidad en la sociedad, «lo que incluye el tema de género, como muestran
recientes performances«. «Esta es una reacción democrática sana frente a una
sociedad que se mueve en la dirección errada. Lo que es interesante es que la
demanda de cambio no es solo para los estratos más bajos en Chile. La clase
media ha crecido, los jóvenes están mejor educados que nunca y quieren tener
futuro y ser tratados con respeto por las élites. Esta combinación de grupos
‘precarios’, que comparten una agenda común, es esperanzadora, creo».
Para la académica Näsström es esencial el acuerdo para una
nueva Carta Fundamental. «Cambiar la Constitución es imperativo en el corto
plazo. Una Constitución sienta los principales principios de una democracia,
estipula a quién le pertenece el poder en la sociedad y, como tal, juega un
papel tanto simbólico como práctico».
Sin embargo, advirtió que no es suficiente: «La democracia
es más que una Constitución. Es una forma de vida política que afecta a la
gente en su vida diaria: en la escuela, en casa, en la oficina y en la
política. Necesitas reformas sociales y económicas, de otra manera la
Constitución será como una cáscara vacía».
La crisis de partidos
Un tema delicado es cómo pueden resolver la crisis los
partidos, si la gente no cree en ellos: «Dado que, según los sondeos, la
mayoría de la gente apoya las demandas de las movilizaciones, en este punto los
partidos deben superarse a sí mismos. Deben mostrar que pueden ver más allá de
sus propias agendas y que no solo les preocupa su propia existencia, sino la
sociedad en su conjunto. Ustedes están en medio de un momento constitucional y
la gente recordará lo que suceda en estas semanas, no solo aquí en Chile. Los
ojos están sobre ustedes ahora. Qué partidos fueron realistas y asumieron un
liderazgo real en momentos críticos y cuáles no».
-¿Qué tan peligroso es que le gente no crea en los partidos
políticos?
-Muchos investigadores creen que la democracia está en
peligro y es desafortunado que la gente no crea en los partidos políticos,
porque son el medio de movilización en las democracias. Así que es serio, pero
creo que no debemos olvidar que la decepción no solo es algo negativo, sino
también implica la petición de algo mejor.
Finalmente, Näsström recalcó que es difícil anticipar las
consecuencias de la crisis a nivel político, pero advirtió que, si no se toman
en serio los problemas, podría haber un mayor distanciamiento entre la gente y
la élite, lo que podría pavimentar el camino para un líder populista que
explote esa brecha y movilice a la gente. «Es el peor escenario para Chile, que
ha sido visto como el país maravilla en Sudamérica por largo tiempo (…). El
descontento democrático que ustedes están experimentando en Chile ahora puede
interpretarse como una demanda de más democracia y no menos y esto es
esperanzador. Creo que ahora tienen una posibilidad única de convertirse
nuevamente en un país maravilloso. Si logran cambiar la Constitución, y se
abren a reformas sociales, podrán demostrar que es posible que la democracia se
reinvente en medio de la crisis».
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