Sin tiempo que perder Ñublense este martes retornó a los entrenamientos, con la mente puesta en el pleito que disputará este sábado ante Magallanes en Santiago.
Una nueva derrota de los “diablos rojos” gatillaría la salida del técnico Emiliano Astorga, quien ya no cuenta con el respaldo unánime de los accionistas del club, ni de gran parte de la hinchada local.
El DT prepara algunas modificaciones en la oncena titular, para intentar revertir la seguidilla de malos resultados que lo tienen con un pie afuera de la institución roja. Los bajos rendimientos individuales han alcanzado hasta el puesto que resguarda la portería.
Sebastián Contreras cometió un error que le costó la derrota a Ñublense en Coquimbo, así como la titularidad a él.
Sin embargo Franco Cabrera tampoco salió airoso bajo los tres palos. El domingo pasado fue protagonista de una “chambonada” mayúscula, siendo incapaz de manotear una pelota aérea que pegó en el horizontal y luego fue capturada por el “bohemio” Yerko Rojas, quien liquidó sin marca y con Cabrera en el suelo.
Por ello Contreras será de la partida ante la escuadra “calabalera”, mientras que los centrales que verán acción en la Región Metropolitana serán Hugo Bascuñán y Diego Opazo, recuperados de un desgarro, y un esguince cervical, respectivamente. El primero reemplazará a Emiliano Pedreira, suspendido por acumulación de tarjetas amarillas.
Otro cambio dibujado por Astorga en las últimas horas es el ingreso de Juan Pablo Andrade en la banda izquierda, en desmedro de Diego Sepúlveda, en tanto que el sub 20 David Tapia será el encargado del carril diestro. En la zona media Octavio Pozo se instala en solitario, para posicionar más adelante por la derecha a Roberto Reyes y a Emanuel Croce por la zona izquierda. La delantera tendrá a Michael Silva y Alejandro Fiorina como artilleros, siempre cuando Sebastián Varas no alcance a recuperarse de una lesión (lo esperan hasta el jueves). De presentar mejoría, será el acompañante de Silva.
De esta forma, el esquema táctico que Ñublense planteará en el Estadio Municipal de San Bernardo será un 4-3-1-2, con vocación ofensiva, ausente en todos los partidos que el Rojo ha disputado de visita, y que lo mantiene fuera de la zona de liguilla y sumido en una crisis futbolística.