El secretario ejecutivo de la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación y el asesor del Presidente recuerdan
esa noche de marzo hace 25 años.
La noche del 4 de marzo de 1991,
Patricio Aylwin Azócar sorprendió no solo al país, sino que también a
sus cuatro asesores en materia de discursos: los historiadores Carlos
Bascuñán, Mariana Aylwin, Sol Serrano y el sociólogo Eugenio Tironi.
Ninguno de ellos sabía que el Presidente de la República, con la voz
entrecortada y al borde de las lágrimas, pediría perdón.
"Me contó lo terrible que le había parecido"
El secretario ejecutivo de la Comisión Verdad y Reconciliación era el abogado democratacristiano Jorge Correa Sutil. El 8 de febrero de 1991, él le había entregado al Presidente la única versión impresa del grueso documento. Al día siguiente, Aylwin partió a veranear al campo de un amigo, Italo Zunino, donde dedicaba 4 horas diarias a la lectura del llamado Informe Rettig.
El secretario ejecutivo de la Comisión Verdad y Reconciliación era el abogado democratacristiano Jorge Correa Sutil. El 8 de febrero de 1991, él le había entregado al Presidente la única versión impresa del grueso documento. Al día siguiente, Aylwin partió a veranear al campo de un amigo, Italo Zunino, donde dedicaba 4 horas diarias a la lectura del llamado Informe Rettig.
Correa Sutil, que había pasado los tres
últimos días de esa semana de febrero encerrado en la calle Arturo Prat
—donde funcionaba la Comisión—, y durmiendo a ratos en un saco, recuerda
lo estresante que fue. Y que el último día, el 8, partieron los
miembros de la Comisión a reunirse con el Presidente y él se quedó
esperando que estuviera listo el impreso. Pero cuando intentó llevarlo
le dijeron que no hiciera tal, porque el engomado estaba fresco y se
iban a pegar todas las páginas. Era tanta la premura, que en un momento
pensaron en entregar el último de los seis tomos en blanco y luego darle
el impreso al Presidente. Pero lograron terminar.
No volvió a ver al Mandatario hasta el
penúltimo día de febrero, cuando lo llamó para invitarlo a almorzar a
Cerro Castillo junto con Sol Serrano, su mujer. Cuando se pararon de la
mesa, Aylwin le pidió que lo acompañara a los altos del palacio, donde
tenía su oficina.
—Entonces me contó lo terrible que le
había parecido leer uno a uno cada caso, y que era su intención ahora
darlo a conocer al país. Me dijo que lo iba a mandar por oficio a la
Corte Suprema. Y me comentó que le había encontrado varios motes que al
principio había ido corrigiendo, me imagino que con un lápiz rojo como
solía hacerlo, pero que después no siguió para no distraerse de la
lectura. Le dije que no se preocupara, que ya estábamos en eso.
La próxima vez que lo vio fue desde su
casa en La Reina Alta, en un televisor que con su esposa pusieron en el
comedor para seguir el discurso presidencial.
—Para mí fue muy impresionante y muy
gratificante. Sentí que Aylwin había entendido profundamente el informe,
que lo había leído con ojos y espíritu sensibles. El había sido el
impulsor de la Comisión, contra viento y marea, en un empeño muy
personal y a veces incomprendido. Y dimensionó la trascendencia del
texto de un modo que a mí me hizo un enorme sentido: de reagrupar a la
sociedad y poner esto en el centro del debate moral y político de Chile.
"Él los manejó en forma muy personal"
"Yo creo que lo hizo él, solo", dice hoy el sociólogo Eugenio Tironi. Explica:
"Yo creo que lo hizo él, solo", dice hoy el sociólogo Eugenio Tironi. Explica:
—La Comisión Rettig fue su obra personal
y él se involucró mucho. Conversaba bastante con Francisco Cumplido,
pero el discurso de esa noche no tiene mano ajena.
—¿Dónde estaba usted cuando Aylwin pidió perdón?
—Yo estaba en La Moneda. Y, bueno, ahí
yo quedé de una pieza. Todos quedamos enormemente conmovidos. Nadie
esperaba una cosa así. Y tampoco nadie sabía cómo iban a reaccionar los
chilenos: si iba a ser tomado como un gesto de debilidad o de nobleza,
como fue finalmente tomado. Toda esta fue una materia que él manejó en
forma muy personal. Cuando se trataba de principios, nadie le movía ni
un milímetro.
Lo que dijo Aylwin por cadena nacional
"Compatriotas:
"Esta noche me dirijo a ustedes para tratar un tema doloroso que aún divide a los chilenos: el de las violaciones a los derechos humanos cometidas en los últimos años. Al asumir el gobierno, dije que esta es una herida abierta en el alma nacional que solo podríamos cicatrizar si procurábamos reconciliamos sobre las bases de la verdad y de la justicia.
"Esta noche me dirijo a ustedes para tratar un tema doloroso que aún divide a los chilenos: el de las violaciones a los derechos humanos cometidas en los últimos años. Al asumir el gobierno, dije que esta es una herida abierta en el alma nacional que solo podríamos cicatrizar si procurábamos reconciliamos sobre las bases de la verdad y de la justicia.
"Con ese propósito, constituimos la
Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación, integrándola con personas
de reconocido prestigio y autoridad moral en el país, para que luego de
recibir, recoger y analizar todos los antecedentes que les fuera
posible, emitieran en conciencia un informe sobre las más graves
violaciones a los derechos humanos cometidas en el país entre el 11 de
septiembre de 1973 y el 11 de marzo de 1990 (...).
"Partiendo del concepto de que existen
ciertos valores que deben ser respetados no solo por el Estado, sino por
todos los actores políticos y acorde con el decreto que creó la
Comisión, el Informe califica de violaciones a los derechos humanos "no
solo ciertos actos cometidos por agentes del Estado, sino también otros
perpetrados por particulares que actúan bajo pretextos políticos".
"Permítanme ahora compartir con ustedes
algunas reflexiones que golpean mi conciencia de ser humano, de chileno y
de Presidente de la República, a raíz de la lectura del Informe y de
los intercambios de opiniones que he tenido a su respecto con personas
representativas de diversos sectores de nuestra patria (...).
"Por eso es que yo me atrevo, en mi
calidad de Presidente de la República, a asumir la representación de la
nación entera para, en su nombre, pedir perdón a los familiares de las
víctimas. Por eso también pido solemnemente a las Fuerzas Armadas y de
Orden, y a todos los que hayan tenido participación en los excesos
cometidos, que hagan gestos de reconocimiento del dolor causado".
Por Lilian Olivares