Sabe que su O'Higgins está cerca de la
gloria, pero no quiere cantar victoria. "No creo en cábalas, pero sí en
disfrutar los momentos".
No vendemos la camiseta en 20 millones de dólares, sino que hacemos canje. Pero nos fortalece la creencia en un proyecto".
Somos pasionales, pero humildes. A nadie se le han ido los humos a la cabeza porque sabemos que nos podemos caer".
Ricardo Abumohor (73) no quiere
descorchar la champaña antes de tiempo, pero está consciente de que si
este sábado O'Higgins derrota a Universidad de Concepción en Rancagua,
ganará el segundo título de su historia. Y que a diferencia del título
del 2013, el festejo ahora no será en el Estadio Nacional, sino que en
casa, en El Teniente.
"Emocionado e inquieto", es como se
reconoce. "Que las cosas están dadas, sí. Que las posibilidades las
tienes, sí. Pero esas posibilidades tienes que aprovecharlas, y nada
está dicho hasta que se termina. Los partidos hay que jugarlos".
—¿No es esa una frase cliché?
—En O'Higgins somos pasionales, pero
humildes. Aquí a nadie se le han ido los humos a la cabeza, no has
escuchado a nadie hablar, salvo de los deseos y la esperanza. Sabemos
que nos podemos caer, pero todo lo hacemos con convicción.
—¿Aplicará todas las cábalas?
—Fíjate que no tengo, creo en los objetivos, en las oportunidades que se te dan y en disfrutar los momentos. Te puede ir bien, mal o regular, pero somos conscientes de que lo importante es seguir avanzando para llegar a ser uno de los grandes.
—Fíjate que no tengo, creo en los objetivos, en las oportunidades que se te dan y en disfrutar los momentos. Te puede ir bien, mal o regular, pero somos conscientes de que lo importante es seguir avanzando para llegar a ser uno de los grandes.
Más familia que club
Cuando Abumohor habla de O'Higgins —el club del que es dueño desde 2006— no sólo se refiere a un equipo de fútbol. "Somos una ciudad entera, una familia donde todos colaboran. Tenemos nuestras limitantes, somos pocos y no nos pesca nadie, pero nuestra gente se fortalece en la debilidad. Todos estamos aportando por un bien común, y eso es lo que nos ha hecho fuertes".
Cuando Abumohor habla de O'Higgins —el club del que es dueño desde 2006— no sólo se refiere a un equipo de fútbol. "Somos una ciudad entera, una familia donde todos colaboran. Tenemos nuestras limitantes, somos pocos y no nos pesca nadie, pero nuestra gente se fortalece en la debilidad. Todos estamos aportando por un bien común, y eso es lo que nos ha hecho fuertes".
—Pero el fútbol, a fin de cuentas, se mide por resultados.
—Hemos tenido altos y bajos, pero es
natural cuando tomas riesgos. Mira que le dimos la oportunidad a
Cristián Arán (el actual entrenador), quien está con nosotros hace 8
años, él llegó a Rancagua con Sampaoli y ha tenido una lealtad enorme.
Se podría haber ido a la selección... ¡si le ofrecieron la Sub 20, donde
iba a ganar tres veces más que con nosotros! Pero prefirió quedarse.
Hemos tenido momentos complicados, pero lo hemos hecho todos juntos. Lo
más importante de todo ha sido la consecuencia, el que si te caes no te
destroces y sepas levantarte. Vamos creciendo cada vez más.
—¿No será que pasaron esa etapa ya son uno de los 'grandes'?
—¿No será que pasaron esa etapa ya son uno de los 'grandes'?
—Nosotros no vendemos la camiseta en 20
millones de dólares, sino que hacemos canje. Y no podemos traer
jugadores de 2 millones de dólares, sino a los mejores que conseguimos,
con estudio y astucia. Pero con todas las limitantes, nos fortalece la
creencia en un proyecto. Si quieres, ése es un elemento de grandeza, que
te da tranquilidad y te permite construir sobre tierra firme, no sobre
un pantano. En eso, somos una institución atípica.
—¿Una burbuja?
—Te diría que sí. Vivimos un ambiente
profesional, pero a la vez muy familiar. La lealtad es un concepto que
se valora más en el mundo actual que estamos viviendo, donde cualquiera
descalifica a cualquiera. Se han perdido los valores, el respeto, no hay
credibilidad en las bases que sostienen al país. Hoy nadie cree en la
Iglesia, en los empresarios, en los políticos, y qué difícil es
construir así.
—Su emoción va más allá de una simple copa.
—Su emoción va más allá de una simple copa.
—Una vida chata no es vida, no la
quiero. Sin pasión no vale la pena. Y créeme, a esta altura, este tipo
de oportunidades y estas emociones son las que te mantienen con ganas de
vivir. Cuando ves la alegría de la gente, lo entiendes así, y que lindo
que también tengan derecho a soñar. Eso es lo hermoso que tiene el
fútbol, por eso que esto no es sólo económico o deportivo, también tiene
una dimensión social y eso es lo que hay que entender.
Por Daniel Fernández A.