Atrasada se inicia cosecha de Arándanos en Ñuble

Temen que lluvias veraniegas puedan traer problemas de partición de frutos, lo que les impediría exportar.

Rosa Munita, quien tiene huertos de arándanos en Bulnes y Coihueco, dice que la temporada de cosecha está con un buen atraso, ya que habitualmente inicia sus faenas el 17 de noviembre. "La fruta está verde y aún no podemos comenzar", reconoce.
En el sector de Quinchamalí, Félix Valdés y su sociedad "Lomas de Quinchamalí" partieron esta semana, pero pararon el jueves la cosecha y optaron por postergarla, esperando un poco más de madurez.
En San Ignacio, Fernando Rodríguez se prepara para comenzar, pero advierte que aún falta madurez y está a la espera.
Los tres productores tienen una preocupación común que se refiere al clima: temen que como se ha anunciado se presenten lluvias veraniegas, las que producen partición del fruto, que lo deja inhabilitado para las exportaciones.
Respecto a cómo se está presentando la temporada, Valdés señala que en su caso tiene un daño significativo en algunas variedades debido a granizadas, pero que otras muestran buena carga.
Munita y Rodríguez también creen que podría ser un año de buena carga frutal.
Los tres productores consultados reconocen que están preocupados por las condiciones climáticas y por los pronósticos que han hecho los especialistas respecto a la presencia de lluvias hasta fines de año debido a presencia de la "Corrriente de El Niño". El problema con las precipitaciones es que cuando estas se producen en cosecha, parten el fruto, tal como ocurre con las cerezas.
Mano de obra
Se estima que en Ñuble existen 2.202 hectáreas de arándanos, y para huertos de 25 hectáreas se requiere una media de 150 temporeros, que en los momentos peak del cultivo aumenta al doble. Esto ha hecho que cada productor tenga su propia estrategia para cautivar a la mano de obra. Por lo general, la técnica considera tener una variedad de cultivos frutales que permitan alargar la temporada de trabajo y así captar fidelidad de los trabajadores.
Para ello, buscan berries que maduren en diferentes fechas, combinan con cerezos e incluso, en este aspecto, Fernando Rodríguez tiene un proyecto innovador: su actual producción la tiene en el sector de San Ignacio, pero ha adquirido otro predio, donde en 2017 plantará nuevos huertos de arándanos. Está planificando una mezcla de variedades tardías con tempranas, lo que alargará la temporada y le permitirá trabajar con la misma gente, ya que los predios no están a más de 30 kilómetros de distancia uno de otro.
A diferencia de otros años, Félix Valdés afirma que hay aparentemente más disponibilidad de mano de obra que otros años: "me da la impresión que debe ser porque hay menos trabajo en la construcción o porque ha vuelto gente de la minería, pero hay más gente".
En este mismo tema, Fernando Rodríguez comenta que también los cosecheros están descubriendo que es mejor trabajar en las inmediaciones de los lugares en que viven que hacer largos viajes para llegar a su destino, lo que les resulta más agotador y a veces, da menos tiempo para trabajar.
En la temporada se produce un movimiento extraordinario de minibuses, furgones y otra clase de transportes, que dan servicio a los dueños de los huertos por llevar personal.

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