El ícono del
atletismo devenido en empresario tiene una aguda mirada del acontecer nacional.
Sin ánimo de evangelizar, dispara: "En otros países, asocian la trampa a
lo chileno".
"Aún no
encuentro un heredero", se queja Gert Weil. Pero no se refiere a alguien
que se acerque a emular todo lo que logró lanzando la bala a fines de los 80 y
comienzos de los 90.
No. Se refiere a
que nadie en su empresa de infraestructura deportiva Sport Welt (Mundo
Deportivo) ha aprendido todavía a tejer los pliegos de pasto sintético que
instalan en todo Chile. Es por eso que en su oficina en Vitacura hay más máquinas
de coser que recuerdos de su brillante carrera deportiva.
"La compañía
la comenzó Juan Carlos Moeckel (ex récord nacional de decatlón) hace más de 20
años. Yo me asocié el 2002 y nos ha ido bastante bien. Somos selectivos; pies
de plomo, para no tirarnos con inversiones muy grandes", comenta.
"Son tiempos turbulentos".
Sin dedos para el
piano
Gert no tiene
Twitter. "Para las cosas tecnológicas no soy muy hábil. Me cuesta mucho
escribir los mensajes (intenta digitar su smartphone), porque tengo los dedos
muy grandes", reconoce con su imponente 1.97 de estatura.
"Tengo mi
visión y no tengo ningún problema en transmitirla. Siempre me he puesto a
disposición de quien quiera escucharme, pero no me meto donde no me
invitan".
Sigue de cerca el
deporte —en agosto irá a Beijing para ver el Mundial de Atletismo—, pero no se
apasiona. "En general, no soy muy hincha, me gusta más la expresión
física, artística en muchos casos".
—Pero, como todos,
festejaste el título en Copa América.
—Vi gran parte de
los partidos, pero tengo conflictos muy fuertes con el fútbol. Me llama la
atención el tremendo esfuerzo que hacen los futbolistas por engañar al árbitro.
Ninguno ayuda. Están todos tratando de engañarlo y después pretenden que no se
equivoque. Es una cosa impresionante, impresionante. Me gusta el fútbol bien
jugado, de forma honesta, con hombría.
—No te causó mucha
gracia el "dedo de Jara" entonces.
—Lamentablemente, y
de esto no se habla mucho, en otros países asocian la trampa a lo chileno. En
Colombia a los tramposos les dicen paquete chileno. El fútbol, en ese sentido,
ha perdido toda deportividad, porque lo que priman son las lucas. Lo más
importante son los sueldos, los bonos y los premios que ganan los futbolistas.
El tema Vidal se arregló con plata.
—¿Qué debería
aprender un Arturo Vidal de Gert Weil?
—Yo no pretendo ser
ejemplo para nadie. Puede que ahí sea un pescado raro. Siempre fui reacio al
show, me consideraban un tipo pesado, hosco, mal genio. Mi único objetivo era
superar mis límites, ser mejor en mi disciplina. Más allá de la fama. Si uno
destaca en una actividad y pasa a ser el centro de atención, conlleva una
responsabilidad. Mientras más famoso, más responsabilidad.
—Me preocupa el
mensaje de avanzar sin transar y el fin justifica los medios. No sé si Chile
hubiera ganado sin Vidal, no lo sé, pero el ser ídolo y referente, sobre todo
para niños, implica un comportamiento tanto dentro como fuera de la cancha.
¿Por qué es bueno para la pelota puede pasar piola?
Lugares comunes
Gert Weil dice que
la gente aún le demuestra cariño —"en especial en regiones"— pero que
el reconocimiento público, o su lugar en la historia del deporte, no le quitan
el sueño.
Es oficial de
reserva de la Armada y, en algún momento, cita al libro sobre Prat que mantiene
en su escritorio.
"No es un tema
que me gaste pensamientos. Para mí, los que se pasan enumerando sus logros
demuestran tener el enfoque en el lugar equivocado", apunta.
Los años también lo
acostumbraron al chaqueteo. "No respetaban el hecho que yo no lo hacía por
fama, o por Chile, que yo no salía a correr frente a las cámaras con la
bandera. Se cae siempre en esos lugares comunes".
—¿Cómo entender eso
de alguien que fue dos veces abanderado chileno en los Juegos Olímpicos?
—Obvio que era un
gran honor, pero yo iba a cumplir el objetivo que me había planteado. Cada uno
tiene su sistema de motivación y es obvio que estoy dando lo mejor de mí, si no
mejor me quedo en la casa. Hay demasiada gente que dice: "Si no me dan, no
puedo hacerlo".
—¿Como la selección
nacional, que pedía el apoyo de la gente en el estadio?
—Encuentro
lamentable que dependa de eso su potencial de rendimiento. Siempre he
considerado que primero tienes que hacerlo bien por ti. En esa medida, lo harás
bien por tu gente.
—Te debes preparar
siempre para dar lo mejor. El éxito es el punto de intersección entre la
preparación y la oportunidad. Se te pueden cruzar miles de oportunidades, pero
si no estás preparado, no las vas a aprovechar.
Falta sentido común
En cada uno de los
comentarios de Weil, fácilmente se cuela una crítica a la realidad nacional.
"Me ofrecieron
hacer carrera política, pero no es algo que me atraiga", dice.
—Te iría bien.
—Ya superé la fase
de evangelización. Si me invitan a trabajar, a trabajar, pero con cosas
concretas. Lamentablemente, el tema deportivo ha estado radicado en un contexto
de autoridad demasiado mediático, muy expuesto a los vaivenes políticos.
—¿Se justifica un
Ministerio del Deporte?
—Lo justifico en la
medida que le dé un peso respecto a otras necesidades del quehacer nacional.
Que le dé la importancia que al menos yo le doy al deporte. Su práctica es otro
cuento.
—Hay que discutir
las reformas; pero que sean buenas. Yo me enfrento a una reforma tributaria que
todavía no sé si nos favorece o no. Lamentablemente, nuestro sistema
administrativo público no conversa. Está lleno de parcelas aisladas, con sus
pretensiones políticas. Hay gente muy capaz, con grandes ideas, pero no hay
canales de desarrollo. Falta sentido común.
—¿El opio del
pueblo?
—Cuando venían los
entrenadores rusos, no entendían por qué en Chile estábamos tan preocupados de
construir hospitales si no nos preocupábamos primero por qué la gente se
enfermaba. Si piden restricción para los catalíticos, arreglen el Transantiago
primero. Gratuidad universal, ¡pero arreglemos la educación antes! ¿Para qué
vamos a regalar una educación mala? La capacidad para hacer las cosas bien no
tiene ideología ni color político.
—Difícil explicar
por qué priorizar el deporte por sobre los hospitales.
—¿Y cuál es el
problema? Obvio que no es una batalla sencilla. Ahí es donde empiezo a
cuestionar qué es lo buscan realmente los políticos. Da la sensación que les
conviene que la gente esté idiota, enferma, con sobrepeso, estresada y hecha
bolsa. Así es fácil darles opio, con un poquito de opio los tienes listos.
—Noto que hay
muchas cosas que te gustaría tomar y lanzar 20 metros.
—Sobre todo las
cosas que se hacen mal. La deshonestidad, la mentira, la inconsecuencia. El
otro día, un amigo me mostró un tuit de Ramiro Mendoza (ex Contralor), que
decía: "La gente se siente pichuleada". Así me siento a veces.
Por Daniel
Fernández A.