En el subsuelo donde se construyó
la torre del Hospital de San Carlos, existe una corriente de agua subterránea cuyo curso se habría visto impedido por la
mayor profundización y la construcción de una dependencia subterránea, sala de
esterilización, hacia la cual se está
filtrando el agua.
La solución es desviar esas aguas y evitar que vayan a
dar directo a la construcción y terminen por filtrarse hacia la dependencia
construida allí.
Estas obras que han demorado más
de la cuenta, están siendo abordadas por la empresa constructora y la
supervisión del Hospital de San Carlos.
Estas aguas subterráneas que se
filtran a la dependencia construida en el subsuelo, están siendo
evacuadas mediante motobombas hacia la superficie, sacadas hacia la calle Ossa
y derivadas hacia calle Riquelme a unos metros al norte de la esquina, donde
son depositadas en un canal de regadío.
El problema para los vecinos es
que las aguas corren por la orilla de la calle
y a su vez los vehículos lanzan el agua sobre las veredas y casas,
provocándose barro y suciedad que afecta a los frontis y veredas de los
vecinos. Para impedir que los vehículos se acerquen a la orilla y lancen las
aguas, vecinos han colocado piedras, cada cierta distancia, sobre el piso de la
acera para alejar los vehículos, lo que más que una solución, representa
un peligro para una prolongada evacuación de aguas que debe ser solucionada por el Servicio
de Salud.
Las napas y cursos de agua
subterráneas están en varios puntos de
la comuna, de hecho a poco profundidad es posible encontrar agua.
Varias construcciones han debido
enfrentar estas situaciones, uno de los casos más notorios es el actual edificio
de la empresa telefónica ubicado en
calle Maipú frente a la escuela D-99. Allí debió construirse una bóveda
subterránea que contuviera o encapsulara
una napa de dimensiones e instalar una motobomba que actúa cada vez que sube el
nivel de estas aguas. Lo mismo ocurre en el paso bajo nivel de la Ruta 5, en
Vicuña Mackenna, donde hay similares sistemas instalados.
Uno de los casos más discutidos,
fue el edificio del Centro cultural que no presentó problemas sino hasta el
llenado de la laguna, que provocó filtraciones de agua a las dependencias más
bajas de la nueva construcción. Como el agua provenía de la laguna se tomó la decisión
de construir un drenaje (canal bajo tierra)
entre la laguna y el edificio. Este drenaje lleno de piedras de grandes dimensiones,
dirigió el agua subterránea hacia la propiedad contigua, evitando que el agua
llegara nuevamente al edificio de la
cultura.
Ahora, la preocupación es que al
alterar estos cursos de agua subterránea, como el existente en el Hospital,
bien podría afectar pozos de extracción
de agua que haya en las cercanías.
Por lo pronto la mayor
preocupación es terminar con la evacuación de agua a la calle, que tiene
molestos a los vecinos del Hospital, de
la intersección de Riquelme y Ossa.