Se trata de una iniciativa pionera a nivel país, realizada aquí en San Carlos por la ingeniero en alimentos, María Paola Esquivel y que consiste en el desarrollo de una unidad para análisis de riesgo microbiológico en berries congelados de exportación, cuyo fin es focalizar – en sectores específicos de la cadena de producción- los riesgos de infección por patógenos para evitar así la transmisión de enfermedades al consumidor.
Según explicó a la prensa la propia gestora del laboratorio, “nosotros estamos expuestos generalmente a contaminación microbiológica en todo lo que consumimos, especialmente en productos frescos, que en gran parte son berries congelados”.
Por ello, “la idea del proyecto es investigar dónde están los mayores riesgos de infecciones y, de esa manera, tener dos opciones: enfocarlo, eliminar el riesgo o trabajar y poder enfocar los recursos de la empresa en aquellos sectores que realmente tienen riesgos y liberar aquellos que no lo tienen”, agrega.
En este sentido, según explica la emprendedora, hoy día la gran mayoría de las agroindustrias dedicadas al procesamiento de este tipo de alimentos gastan millones en mascarillas, guantes y un sinfín de implementos de protección en casi todas las fases de proceso.
“Con esto nosotros determinamos que no se necesitan implementos en todos los procesos y esos recursos se pueden destinar a áreas que sí tienen riesgos”, lo que además de favorecer el cumplimiento de las normas internacionales de aseguramiento de calidad de los productos, permite a la empresa una reducción de sus costos en seguridad y un aumento en las utilidades indirectas.
Precursores sancarlinosTal como lo explica la orgullosa profesional, “la idea nació en San Carlos y los que participan son de aquí. Este es el único laboratorio de alimentos específicos en la zona. Si bien, en otros países más avanzados estos estudios ya se hacen, aquí en Chile no hay análisis específicos para liberar el riesgo, somos pioneros en esto”.