Margarita Letelier vuelve a llevar las riendas del Río Ñuble

Es la mujer que lleva los pantalones en la Junta de Vigilancia del Río Ñuble y hubo poco tiempo para lamentar su alejamiento de la presidencia, porque a dos semanas de su retiro (“por un problema administrativo interno”), ya está otra vez al mando. Los directivos la fueron a buscar y pidieron a Margarita Letelier  Cortés que retirará su renuncia, a la vez de darle el apoyo para solucionar  el problema que ocasionó su alejamiento.
“Sé que no es grata una mujer mandona, en un ambiente machista, pero el directorio me pidió que volviera. Aún me queda fuerza para seguir y hay mucho que hacer... hay que seguir con el tema del Embalse la Punilla, por ejemplo”,  señala la dirigenta, que ya está cumpliendo 6 años al mando de la Junta de Vigilancia del Río Ñuble, en un grupo que integran puros hombres.
Nos cuenta que moverse en el mundo masculino para ella es algo casi natural ya que es la mayor de seis hermanos, de los cuales la siguen en edad cuatro hombres. Es la gerente general a de su empresa familiar. Maneja  un campo de 600 hectáreas y desde niña ha estado relacionada al campo, a pesar que cursó sus estudios en Santiago: “a los ocho años me mandaron a la casa de mi abuela e hice mis estudios en las Monjas Francesas”.
Pero su labor dirigencial y laboral tiene otro componente complicado, que es compatibilizar ello con su rol de dueña de casa y madre de cuatro hijos, para lo cual debe desdoblarse.
Su compromiso con el gremio de los regantes, que también se extiende a los lecheros y a la Asociación de Agricultores, “se debe a que me integro en los gremios que me convocan, a  lo que hago, y creo que todos deberíamos participar”. Reconoce que esto no ocurre en la realidad, y que los que se hacen cargo de la dirigencia y de trabajar para solucionar los problemas  gremiales,  suelen ser los mismos, y que ese es uno de los aspectos amargos de esta labor, ya que se le cargan los dados a unos pocos, para que saquen adelante una tarea que es de todos.
Nos aclara que ella no es la única dirigenta mujer en el tema de los regantes y que en la directiva del Canal Quillón está Asmeri Landero, que también es bastante activa.
Pero a la vez afirma que son pocas las mujeres que se desarrollan en el ambiente de la dirigencia agrícola local, que es bastante machista, situación que se acentúa en San Carlos, donde hay poca aceptación de  que las mujeres estén al mando.
Cree que desde la dirigencia es mucho lo que se puede hacer y nos comenta que recientemente estuvo junto a la Asociación de Agricultores de Ñuble y sus dirigentes apoyando las salvaguardias para el maíz partido argentino. “Yo no soy productora de maíz, pero se trata de un rubro muy importante que marca precios. Si baja el precio del maíz baja  la remolacha, la achicoria. Los precios agrícolas están relacionados”.
Señala que si se respetaran los precios internacionales del maíz, que están muy buenos, a nivel interno y estuviera el Embalse La Punilla, no le cabe la menor duda que habría otras 40 mil hectáreas de este cultivo en la zona generando trabajo y empleo. Agrega que esto es lo que motiva a los dirigentes a pelear por un mercado interno transparente y justo y porque otros países, que nos importan los productos, lo hagan en condiciones de competencia leal y sin utilización de subsidios.
Agrega que el negocio agrícola es estrecho y que la gente que está en esto lo hace como una opción de vida. “Se hacen relaciones laborales de por vida con los trabajadores, se llegan a conocer como familias. Da gusto como han progresado y da orgullo ver como los niños estudian y llegan a ser profesionales. Cuando yo era niña era raro hasta que la gente en el campo pudiera leer y escribir”.
Relaciona estas mejoras en educación, con lo que ocurre con países evolucionados como Japón y Europa, donde aunque los productos les salgan más caros, privilegian el consumo de lo que hacen sus productores y sus agricultores, y tiene la esperanza que esto ayude a mentalizar a los chilenos:  “Yo trabajo con Alifrut aquí en la zona y en las verduras congeladas, que es lo que producen, aunque valgan pesos más o menos, las prefiero en mis compras... también consumo azúcar Iansa hecha en su mayor parte con remolacha que se cultiva en Ñuble. Si les va bien a las industrias de Ñuble, nos va bien a los productores y a la provincia”.
El campo es lo que le ha dado el sustento a su familia y si bien podría ser quizás más rentable invertir en otros negocios, se queda con esta vida que permite “ser creador” y evolucionar. Donde es gratificador trabajar en ambientes naturales y sin la presión de las ciudades.  Nos señala que esto de la agricultura es una cosa de familia, su marido se dedica al cultivo forestal y sus hijos son todos profesionales de carreras relacionadas a la agricultura.
Conociendo algo de la historia de Margarita Letelier, resulta fácil entender por qué defiende tanto a su gremio y por qué está en la primera línea de la dirigencia gremial.

Fuente: La Discusión

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