A nivel local la renuncia de la presidente de la Junta de Vigilancia del rio Ñuble, Margarita Letelier, ha sido recibida con inquietud y se cree que el directorio debiera llamar rápidamente a elecciones para superar el impasse.
La crisis se genera a partir de dos visiones al interior de la Junta de Vigilancia, una que pretende que se construya exclusivamente la obra de riego Embalse “Punilla”, sin generación eléctrica y con los recursos del estado, la que se materializaría en un corto plazo.
La otra visión pretende que la obra sea de riego y energía eléctrica, proyecto de mayor demora ya que se deben asociar los regantes con privados, y donde éstos esperan ingresos extras ya que ellos se definen como dueños del agua. Esta última idea es, en gran medida, la que ha planteado el gobierno para materializar esta megaobra.
Hasta el momento la Junta de Vigilancia no ha dado conocer los verdaderos motivos de la renuncia de la presidenta Margarita Letelier, defensora de esta obra y de su característica original, vale decir un embalse para riego.
Si bien, Hugo Gebrie, asumió en su calidad de vicepresidente, lo cierto es que el punto donde se encuentran las negociaciones para el proyecto de los regantes, requiere de un dirigente que tenga la habilidad de consensuar opiniones distintas, de tener grados de independencia del ejecutivo y de sectores políticos y especialmente, ser un líder capaz de convencer de las bondades y beneficios que pudiere tener esta megaobra.
Recordemos que Hugo Gebrie rompió con la asociación de municipios del Punilla sólo porque uno de los socios pidió cambiar el nombre de la asociación y no dio paso a negociación alguna. Situación que felizmente se encuentra superada, pero, sus críticas al Alcalde de San Fabián y en la última reunión de la asociación Punilla, sus críticas al alcalde de Ñiquén, no hacen más que confirmar la urgente necesidad de un líder con mayor grado de independencia y con las características adecuadas para la circunstancia, ya que es evidente que la Junta de Vigilancia del río Ñuble, entró en crisis de liderazgo en un muy mal momento.
Junta de Vigilancia del río Ñuble, 48 organizaciones de canalistas y unos 5.000 agricultores.