En política hay ciertos pecadillos que son absolutamente perdonables, podríamos llamarlos pecados por omisión o algo parecido, pero hay otros que son francamente imperdonables, dentro de estos últimos tenemos, pelearse públicamente con los dueños de los partidos, que son finalmente quienes deciden quién es quién dentro del conglomerado político, son quienes definen candidaturas, posibles trabajos… y una larga lista de granjerías de difícil detalle. SIGA LEYENDO AQUÍ