Carta al director: LOS FENICIOS DE AMERICA

Hace mucho tiempo tengo la impresión, que los chilenos somos algo así como los Fenicios de América, en donde todo se compra y se vende, el lugar en que todo tiene un precio. Nuestro país, es hoy por hoy, algo así como una buena casa en un mal barrio, nos creemos hace mucho los ingleses de América, alguien nos dijo que éramos los jaguares de América del Sur, en fin … tantos y tantos apelativos livianos, carentes de fondo y argumentos, que a pesar de todo, los terminamos creyendo de alguna forma.

Aun cuando esto nos ha hecho pasar malos ratos, en lo político preferentemente, porque preferimos salir a negociar tratados de libre comercio con la comunidad económica europea, desechando a priori cualquier negocio con nuestros vecinos latinoamericanos. Miramos siempre lejos cuando vemos la posibilidad de estrechar vínculos internacionales y cada vez nos vemos mas huérfanos de afectos regionales… pero como estamos convencidos que ese es nuestro destino, lo seguimos haciendo muy a pesar de algún mal rato.

Pero no es esta mi mayor preocupación, por estos días me ha preocupado principalmente que todos con los que me encuentro en conversaciones triviales, todos sin excepción están queriendo ser exitosos, eso en principio no me molesta en lo más mínimo, pero si me empieza a preocupar cuando circunscriben el éxito a una cuestión puramente económica, medible y cuantificable, directamente proporcional a las cilindradas de su vehículo, al año del mismo, a la dimensión de sus casas, al impuesto a la renta que pagan cada año… en fin a cuestiones medibles en números.

Cómo les explico a mis amigos que no todos vamos por el camino del éxito económico, que hay otro tipo de personas con la vista puesta en el crecimiento personal, en el desarrollo del alma, en ser mejores personas, en ser un ciudadano comprometido… a veces resulta imposible explicarlo principalmente porque todo lo anterior no es cuantificable en números y se queda en el íntimo terreno de las sensaciones. Cómo les explico a mis ocasionales contertulios, la sensación de máxima alegría e intimo orgullo que se tiene al escribir sin faltas de ortografía o cuando algunos versos escritor por uno mismo alcanzan la estatura de la belleza cuando se transforman en canción, si, en una canción que cantan otros, que se transmite, que se entiende , que se cree…

Cómo les explico a los que ven su desarrollo únicamente en lo económico, el valor de la verdad, de la convicción, de la honestidad, de la consecuencia, todas cuestiones no medibles numéricamente.

Estoy de acuerdo en buscar el éxito , incluso es más, también estoy de acuerdo en buscar el éxito económico pero no únicamente como un mantra, como una obsesión, como único norte. Siento a ratos que hemos pasado la barrera de la prudencia respecto del tema, porque cuando se ve a los individuos todos como unidades productivas, carentes de alma, entonces la cuestión es preocupante… lo digo públicamente soy de aquellos que creen que “el ser humano se valora a partir de su alma y no de su bolsillo”.

Kako Navarrete

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