Patricio Frez en la Asamblea...




El conocido locutor Patricio Frez (“Buenos Días a Todos” TVN y Radio “Cariño”) está ligado a San Carlos a través de su esposa y por ello viene periódicamente a esta ciudad.

Hace algunos años que lo conozco, pero sin embargo no sabía de su afinidad religiosa y menos me lo imaginaba entregando un mensaje cristiano en la Iglesia “Asamblea de Dios”.

Fui la mañana del domingo pasado cuando anunciaban “El testimonio de Patricio Frez, conocido locutor”.

Allí fui amablemente recibido por su pastor Roberto Tapia, quien trabajó en Radio y por quien le secunda, Juan Carlos Espinosa, otro hombre de Radio. Así, en confianza, ya que, quien escribe también está ligado a la radio, me dispuse a vivir una experiencia espiritual poco acostumbrada.

Patricio Frez Cárdenas habló de sus padres, luego de sus experiencias de vida y de su nueva familia y en un acto de sinceridad expresó qué cosas de la televisión valen la pena y cuáles había desechado, para finalizar diciendo que ahora intentaba cada día ser un buen cristiano.

El testimonio de mi amigo fue un acto de sinceridad pública que me conmovió.

Fue una situación extraordinaria porque nos hemos acostumbrado a escuchar algo muy distinto. Se ha dado cuenta usted que somos capaces de hablar de muchas cosas teorizar, lanzar arengas, proponer soluciones globales, pero, a la hora de abrir el corazón y expresar nuestros sentimientos o dar a conocer nuestros pensamientos sobre temas existenciales o nuestros particulares sentimientos religiosos, pareciera que aflora una especie de vergüenza insulsa que nos cubre con una coraza y nos coloca un antifaz propio de una sociedad ligh.

La radio es una buena escuela, ya que desde el discurso público se puede avanzar hacia el discurso íntimo y acercarse a la verdad mas elevada que cada corazón reconozca.

En la radio la palabra amor cobra miles de tonalidades musicales que se estrellan con la realidad. En la radio se escuchan discursos de trabajos, que luego quedan sólo en la palabra y “el encantador de serpientes se aleja tras la entrevista”.

Saber distinguir quiénes dicen la verdad y quiénes usan la tribuna pública se vuelve una especialidad.

Por ello, quise escribir estas líneas, para alentar a este “conocido locutor” a que continúe desarrollando su carrera, no la carrera profesional, sino la carrera de hombre y si él además lo hará por el carril de quienes profesan una religión, tiene un valor adicional que merece ser destacado.

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