Comentario
Escribe: Mario San Martín Aliaga
Hemos dedicado estos comentarios a entregar un aporte a la comunicación y, sin lugar a dudas, la siguiente anécdota pone de relieve la importancia de usar las palabras adecuadas y el cómo utilizarlas.
Una conocida leyenda árabe dice que en una ocasión, un Sultán soñó que había perdido todos los dientes. Al despertar llama a un Adivino para que interpretase su sueño.
- ¡Que desgracia Mi Señor! - exclamo el Adivino - Cada diente caído representa la perdida de un pariente de Vuestra Majestad.
- ¡ Que insolencia! - grito el Sultán enfurecido
- ¿Cómo te atreves a decirme semejante cosa? ¡¡¡Fuera de aquí!!!
Llamo a su guardia y ordenó que le dieran cien latigazos.
Mas tarde ordenó le trajesen a otro Adivino y le contó lo que había soñado.
Este, después de escuchar al Sultán con atención, le dijo:
¡Excelso Señor! Gran felicidad os ha sido reservada. El sueño significa que sobreviviréis a todos vuestros parientes.
El semblante del Sultán se ilumino con una gran sonrisa y ordenó le dieran cien monedas de oro.
Cuando este salía del palacio, uno de los cortesanos le dijo admirado:
-¡No es posible!, La interpretación que habéis hecho de los sueños es la misma que el primer Adivino.
- No entiendo por que al primero le pago con cien latigazos y a ti con cien monedas de oro.
Recuerda bien amigo mío - respondió el segundo Adivino - que todo depende de las palabras que se digan y como se dicen. Comunicar es un arte.
Esta leyenda me hace recordar lo que enseñan oradores desde Dale Garnegie a Norman Vincent Peal en cuanto a siempre preocuparnos de nuestro interlocutor, escuchar primero lo que desea expresar y dejar para el final nuestras inquietudes y requerimientos. Hablar en el lenguaje de la persona con quien nos estamos comunicando nos ayudará muchísimo en este arte: la comunicación humana.
Escribe: Mario San Martín Aliaga
Hemos dedicado estos comentarios a entregar un aporte a la comunicación y, sin lugar a dudas, la siguiente anécdota pone de relieve la importancia de usar las palabras adecuadas y el cómo utilizarlas.
Una conocida leyenda árabe dice que en una ocasión, un Sultán soñó que había perdido todos los dientes. Al despertar llama a un Adivino para que interpretase su sueño.
- ¡Que desgracia Mi Señor! - exclamo el Adivino - Cada diente caído representa la perdida de un pariente de Vuestra Majestad.
- ¡ Que insolencia! - grito el Sultán enfurecido
- ¿Cómo te atreves a decirme semejante cosa? ¡¡¡Fuera de aquí!!!
Llamo a su guardia y ordenó que le dieran cien latigazos.
Mas tarde ordenó le trajesen a otro Adivino y le contó lo que había soñado.
Este, después de escuchar al Sultán con atención, le dijo:
¡Excelso Señor! Gran felicidad os ha sido reservada. El sueño significa que sobreviviréis a todos vuestros parientes.
El semblante del Sultán se ilumino con una gran sonrisa y ordenó le dieran cien monedas de oro.
Cuando este salía del palacio, uno de los cortesanos le dijo admirado:
-¡No es posible!, La interpretación que habéis hecho de los sueños es la misma que el primer Adivino.
- No entiendo por que al primero le pago con cien latigazos y a ti con cien monedas de oro.
Recuerda bien amigo mío - respondió el segundo Adivino - que todo depende de las palabras que se digan y como se dicen. Comunicar es un arte.
Esta leyenda me hace recordar lo que enseñan oradores desde Dale Garnegie a Norman Vincent Peal en cuanto a siempre preocuparnos de nuestro interlocutor, escuchar primero lo que desea expresar y dejar para el final nuestras inquietudes y requerimientos. Hablar en el lenguaje de la persona con quien nos estamos comunicando nos ayudará muchísimo en este arte: la comunicación humana.