Análisis detallado de impactos y estrategias para el sector exportador
Un escenario global complejo
La reciente imposición de aranceles por parte del gobierno de Donald Trump a productos provenientes de China, México y Canadá ha generado alerta en el sector frutícola chileno. Estas medidas, que podrían extenderse a otros países, plantean desafíos y oportunidades para los exportadores nacionales. Sebastián Valdés, ingeniero comercial de la Pontificia Universidad Católica y director de empresas, analiza en profundidad los posibles efectos y entrega recomendaciones estratégicas para el sector.
Impacto en el mercado estadounidense: Precios más altos y menor demanda
El mercado de EE.UU. es clave para la fruta fresca chilena, especialmente para productos como uvas, arándanos y cerezas. Valdés explica que los aranceles podrían tener un efecto inmediato:
"Si EE.UU. aplica gravámenes a la fruta chilena, el precio final para el consumidor aumentaría. Esto reduciría la competitividad de nuestros productos frente a alternativas locales o de otros países no afectados por los aranceles".
Ejemplo concreto: Un contenedor de uvas que hoy llega a US$15 podría encarecerse en un 10-15%, afectando su posición en góndolas.
Efecto dominó: Supermercados podrían reducir pedidos o buscar proveedores alternativos.
Competencia internacional: ¿Amenaza u oportunidad?
El experto destaca un escenario paradójico: mientras algunos productos chilenos sufrirían en EE.UU., otros podrían beneficiarse si países afectados por los aranceles responden con medidas similares contra productos estadounidenses.
Casos específicos:
Ciruelas secas y nueces: "Si China impone aranceles a estos productos estadounidenses, los equivalentes chilenos ganarían espacio".
Almendras: Chile podría posicionarse mejor en mercados asiáticos si California (principal competidor) enfrenta barreras.
"Esto no es lineal. Hay que analizar producto por producto y mercado por mercado", advierte Valdés.
Crisis logística global: Un desafío adicional
Los conflictos geopolíticos actuales (Guerra Ucrania-Rusia, tensiones en Medio Oriente) ya están impactando la cadena de suministro:
Rutas afectadas: 30% de las navieras evitan el Mar Rojo, aumentando tiempos y costos.
Costo flete: Se ha incrementado en un 20-25% para rutas Asia-Europa.
Consecuencia para Chile: "Envíos a destinos como Dubái o India ahora demoran 15 días extra, afectando la vida útil de la fruta".
Soluciones propuestas:
Negociar contratos con cláusulas de fuerza mayor.
Priorizar mercados con menor riesgo logístico (ej: Sudeste Asiático vs. Europa).
India y nuevos mercados: Invertir hoy para cosechar mañana
Valdés enfatiza en la necesidad de diversificación, con foco en mercados emergentes:
Potencial indio:
Consumo actual: 50 kg de fruta per cápita/año (vs. 100 kg en Chile).
Proyección: Clase media (600 millones en 2030) demanda más productos premium.
Barreras: Altos aranceles (30% para manzanas), pero tratados comerciales en negociación.
"Es como China hace 20 años. Quienes inviertan en relaciones y adaptación cultural liderarán el futuro".
El panorama actual: Buen momento para la fruta chilena
A pesar de los desafíos, el contexto internacional ofrece ventajas:
Menor oferta global: Problemas climáticos en competidores (ej: sequía en California).
Precios altos: Arándanos chilenos alcanzan US$8/kg en EE.UU., un 12% más que en 2023.
Tendencias: Demanda por fruta saludable sigue creciendo post-pandemia.
Recomendaciones finales: Enfocarse en lo controlable
Valdés cierra con acciones concretas para los productores:
Calidad diferenciada: Certificaciones GlobalG.A.P. o orgánicas para acceder a mercados premium.
Tecnología: Sensores de humedad y cadena de frío para reducir mermas.
Asociatividad: Unir fuerzas entre pequeños/medianos productores para negociar mejores fletes.
"Los aranceles y conflictos son externos, pero mejorar la eficiencia interna es clave para sobrevivir en este nuevo escenario".
Fuente: frutasdechile.cl