El valor público de la cultura


Esta semana en Santiago, se llevó a cabo el Encuentro Internacional de Participación y Valor Público de la Cultura, en donde tuve la posibilidad de participar como invitado en mi condición de Consejero Regional de Culturas de Ñuble.

Estos espacios de reflexión y aprendizaje, resultan siempre ser entornos de interesantes reflexiones, con posturas y apuestas que tienen mucho sentido común, además de representar una buena instancia no solo para aprender, sino también, la posibilidad de discutir en torno al tema central como es la Cultura, con todas sus letras. 

En la oportunidad se trabajó en el Valor Público de la Cultura, es decir, la importancia que tiene la actividad cultural en el desarrollo de la sociedad y la necesidad que sea la propia comunidad quien participe no solo en su desarrollo, que esta participación activa también la involucre en su fundamentación, planificación y que sean las comunidades quienes se sientan interpretadas en el ejercicio cultural y en los resultados del mismo.

Bien sabemos que la Cultura en términos generales, es un valor cuestionado y que sobre todo en contexto de crisis económica, sufre sus peores consecuencias y dolores. También hemos comprobado que la Cultura es un terreno en permanente disputa. Sabido es que la actividad cultural en nuestros tiempos está permanentemente bajo sospecha, es decir, la pregunta persistente es: cuál es el valor real de la Cultura. Incluso se ha llegado a plantear que la Cultura no está legitimada para recibir recursos públicos, debido principalmente a su trivialización; a que se asocia como un accesorio decorativo; elitista y mas bien supeditada a eventos y no a un espacio de desarrollo orgánico y representativo de la comunidad.

Por lo anterior entonces, se hace imprescindible establecer la Cultura como un espacio y actividad socialmente relevante. En donde el valor de la misma se sustente, por su propio Valor Intrínseco, Valor Instrumental y Valor Institucional conforme al Triángulo de Holden. 

La Cultura por una cuestión institucional y social se ha situado permanentemente al margen de las políticas públicas y esto le ha terminado pasando la cuenta. Por lo que se hace necesario poner en valor la Cultura potenciándola dentro las programaciones públicas, atendiendo al innegable valor social-comunitario de la misma.

Por estos días a lo largo de Chile se ha producido el recambio de autoridades comunales, este debiera ser un buen espacio para trabajar en la idea de establecer la Cultura como un valor público representativo de las comunidades, para lo que se requiere en primer término la convicción del valor de la Cultura como un espacio de desarrollo económico, desarrollo social avanzado, desarrollo sostenible responsable, de cooperación constructiva.

Al menos así lo pienso yo.

Luis Kako Navarrete

Consejero Regional de Culturas - Ñuble


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