LOCAL. - El pasado 23 de agosto falleció a los 103 años la reconocida comerciante sancarlina, Rosa Margarita Lama Lama, la cual fue sepultada el día sábado en el Cementerio Municipal de San Carlos.
Ella fue una reconocida comerciante con su tienda Casa Rosita en calle Serrano.
Para conocer más acerca de su obra en vida y cómo llego a vivir en San Carlos, su sobrino y ahijado, Juan Carlos Lama rememoró recuerdos y vivencias que dieron vida al pasado de su tía Rosita, nacida un 1 de enero de 1921. Sus padres eran Matías Lama y su madre era Emilia Lama.
En relación a cómo llega su tía junto a su familia a San Carlos, Juan Carlos Lama recordó que “mis abuelos llegaron de Palestina a Chile alrededor del año 1908. Ellos estuvieron en San Felipe, luego pasaron por Chillán y terminaron viviendo en San Carlos.
Según la cédula de identidad, mi tía nació en Chillán en 1921. No obstante, revisando su foto ella pudo haber nacido antes. Ella me contaba que nunca hubo una cantidad exacta de hermanos, ya que antiguamente morían. Recordó una vez que eran entre 11 o 12 hermanos. Finalmente fueron 5 hermanos que se criaron. El más chico era mi papá, luego venía mi tío Antonio, luego mi tía Nena, en cuarto lugar la tía Rosa y la hermana mayor”.
Sobre cómo inició en el comercio, su sobrino sostuvo que “mi abuelo fue quien se instaló con el negocio hace más de 100 años. Más tarde, cuando mi tía tenía 14 años se empezó a incorporar en el negocio. Tras la muerte de mi abuelo, ella quedó a cargo.
Más tarde murió mi abuela y asumió en su totalidad el negocio. Con el tiempo sus hermanos se fueron casando y tuvo que continuar sola”.
Sobre el negocio, su ahijado explicó que “mi tía estaba a cargo de un negocio, en aquellos años, mucho más grande, que se extendía hasta la actual Casa Lama. Contaba con un estacionamiento atrás del local donde los cargadores descargaban la carga de camiones con carro. En algunas partes de la tienda se vendía azúcar, sal, legumbres y con puruñas. En la tienda se encontraban productos ferreteros y de alimentación. A la vuelta habían cantinas donde los cargadores, que calzaban ojotas, se tomaban la chupilca y luego seguían trabajando”.
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Juan Carlos Lama |
Sobre las complicaciones que provocaron su muerte, su ahijado rememoró que “mi madrina padecía un cáncer y le comenzaron a fallar su huesitos y sus articulaciones. En un principio usaba la silla de ruedas, pero luego, con la cantidad de años quedó postrada y se fue deteriorando. El último mes sufrió un derrame cerebral, lo cual afectó más su salud porque ya ni comía. Tras esto, ella sufrió mucho. Era una mujer muy valiente”.
Por último, su sobrino espera que su tía sea recordada como una buena persona, ya que “era una mujer muy atenta y muy cariñosa con todo el mundo. Aún continúan pasando personas de 60, 70 y hasta 80 años que recuerdan cómo ella les daba pastillitas y chocolates. Se acuerdan de ella con un cariño excepcional. Es como la herencia que toma el pueblo, porque era muy cariñosa con toda la gente. Era muy conversadora y empática con todo el mundo. Cuando podía ayudar ella lo hacía. Todas las generaciones que la conocieron siempre la manifestaron lo bien querida que era. Ha pasado mucha gente a darme el pésame y las condolencias”.