AGRO.- El programa del Presidente Gabriel Boric tiene tres prioridades en lo que al sector agrícola se refiere. La primera de ellas consiste en la seguridad y soberanía alimentaria, lo que a juicio del ministro Valenzuela pasa por ser más eficiente en recuperar sectores como el lechero y cerealero y combinar una serie de elementos.
“Se debe dejar de mirar como algo medio marginal todo lo que es agroecología, redes y trabajar mucho más fuerte en pactos regionales en la línea de la economía circular y soberanía alimentaria. Está claro que hay regiones que tienen muy poca agricultura y que hay otras con una gran vocación frutícola, pero particularmente hay regiones como Coquimbo o Los Lagos que son bien diversas. Entonces, cómo generamos allí que se combinen todos los elementos”, comenta.
En este sentido, recuerda un viaje a la Región de Coquimbo que realizó a fines de febrero. “Allí logré que exista una colaboración con los crianceros de caprinos, que están con una crisis de agua y de acceso a alimentos para las cabras que es brutal. Entonces, con toda esa red de municipios y gobiernos regionales, que están muy interesados en la política agrícola, tenemos que lograr una recuperación”.
Esteban Valenzuela se define como una persona que cree en los “Y”, más que en los “O”; un aspecto que se refleja en su impresión sobre lo votado en la Convención Constitucional en relación con la soberanía alimentaria. De esta iniciativa se desprende una lectura en particular: la prohibición de exportar semillas, una apreciación que el nuevo ministro no comparte.
“No podemos ser indiferentes a que hace diez años la mayoría de los porotos, garbanzos y lentejas eran producidos en Chile y no importados. ¿Vamos a ser indolentes a eso? Este gobierno no va a ser indolente. Queremos avanzar en eso. El concepto de soberanía alimentaria, si se lo quiere ver como una cuestión autárquica, es por cierto equivocada. Tiene que haber intercambio, intercambio responsable y debe haber además una valoración de nuestros productos ancestrales.
Tenemos que tomarnos más en serio la producción de fertilizantes naturales y tratar de ir eliminando el uso masivo de fertilizantes que generan externalidades negativas. Todo eso es parte de un concepto de economías territoriales, locales, pero son con Y, lo que no quita la exportación. Por ejemplo, Chile tiene entre comillas un superávit de miel, y por tanto la exportación de este producto es clave. El maqui, asimismo, que es una cosa extraordinaria y nuestra, también está teniendo niveles de exportación por su efecto alimenticio positivo. No es una cosa o la otra, son ambas”, sentencia. Fuente: mundoagro.cl