El calor propio de esta temporada hace que muchos de nuestros alimentos se echen a perder. Los alimentos más sensibles a las altas temperaturas son las frutas y verduras adquiridas en el supermercado, ya que pasaron por una cámara de frío antes de estar en el área de venta al público. Eso hace que sean más sensibles al calor en comparación con los mismos productos ofrecidos en ferias libres.
Otro
grupo de alimentos sensibles al calor son las carnes comercializadas a granel como
vacuno, pollo cerdo. Considerando esto, es importante que tomemos medidas para
evitar la descomposición y, por ende, la pérdida de alimentos. Por ejemplo, si
vamos al supermercado, una buena opción es tener una bolsa apta para conservar
los alimentos en frío y, si realiza las compras en automóvil, se aconseja tener
en el porta maletas un cooler que permita conservar la baja temperatura de
regreso a casa.
Ahora
bien, en el caso de tener que trasladarse por un período prolongado, por
ejemplo, un paseo fuera de la ciudad, se recomienda llevar alimentos no
perecederos, que no tengan problemas con la cadena de frío como las conservas. En
el caso de ser estrictamente necesario incluir otros productos para un viaje
largo, sería bueno que nuestro cooler contara con una bolsa de hielo en el
interior con el fin de mantener las bajas temperaturas por más tiempo y, de
este modo, evitar que los alimentos se echen a perder generando problemas de
salud en la familia.
Elizabeth Sánchez
Novoa
Académica de
Nutrición y Dietética
Universidad San
Sebastián