Comentario: No a la cárcel, sí a la Escuela de Carabineros


Héctor Caro Quilodrán.-  Un rotundo no se ha alzado en contra de la instalación de un centro penitenciario en las cercanías de la ciudad.
Muchas razones se han dado para justificar este no. Sin embargo no basta con decir no. Este no también puede y debe tener contenido de futuro, transformando  este  círculo vicioso entre autoridad y comunidad  en uno  virtuoso,  exigiendo con la misma fuerza del no, sí a un Centro de Formación de Carabineros y quizás en el mismo sitio llamado San Miguel de Ablemo.


La coyuntura está dada. El momento hay que aprovecharlo.
San Carlos, siendo la segunda  ciudad de la región, carece de centro de relevancia. No dispone de grandes industrias,   ni comercio, ni educacionales. El hospital de San Carlos  es uno de los pocos que elevan de categoría a la ciudad. Otros se cierran como Arrocera Tucapel, el centro de Relevos de Tur Bus en la carretera.

Entonces esta fuerza surgida de un no  debiera dar paso a un sí, exigente, creativo  para que llegue a San Carlos ese Centro de Formación de Carabineros y de otros. Recordemos que está pendiente el de Formación Técnico Profesional.

Un sí para crear fuentes productivas, de trabajo en una de las regiones más pobres de Chile. Así crecería  el comercio local y  no el de Chillán a expensas de los sancarlinos, que al no tener una buen oferta dejan su dinero  en el comercio chillanejo.

Se viene, por ejemplo, un tren rápido entre Chillán y Santiago, pero no se detiene en San Carlos, por qué no exigir y con razón ese mismo  servicio para  la comuna, entonces  sería un sí para que ese tren se detenga tres minutos en la estación local.

La comunidad de San Carlos ha dejado un poco su destino en manos de sus representantes, los cuales, por ejemplo, cosa curiosa, refleja un detalle para pensarlo: ninguno de sus  representantes  en el parlamento  es sancarlino. Esto es un síntoma de algo. Quiere decir que no nos  hemos desarrollado para generar nuestros propios líderes. ¿A qué  se debe? Quizás a un bajón cultural por largos años.

Sin embargo, la comunidad de San Carlos toma, afortunadamente, conciencia de su destino. Este no es un ejemplo junto a otros. Pero no debe ser un no transitorio, sino  dar paso a un sí. Un sí de futuro, creativo, generoso y transversal  para beneficio del desarrollo de la comuna.

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