Volvió para cumplir deseo de su padre: Instalar una quesería

AGRICULTURA.- By Indap   Mayo 08, 2019 A 6,1 kilómetros de la Ruta 5 Sur, en el sector Los Castaños de Los Niches, comuna de Curicó, se encuentra la Quesería Don Nelson, un negocio familiar que encanta y sorprende por la variedad y calidad de sus productos y por la belleza de su entorno.

Esta fábrica artesanal es el legado de Nelson Gutiérrez, un agricultor que durante años se dedicó junto su esposa, María Fresia Faúndez, a producir leche de vaca y a elaborar quesos frescos que vendían en la zona.

En 2010, su hija Karen (32), en esa época estudiante de vitivinicultura, decidió partir a Nueva Zelanda a realizar su práctica profesional. Su idea era aprender nuevas técnicas de su especialidad y también inglés, pero el destino le tenía deparadas varias sorpresas. En el viaje conoció a Miloslav Lisner (33), se enamoraron y los planes cambiaron. Ya no regresó a su casa, sino que se fue a vivir a Praga, en la República Checa, contrajo matrimonio y junto a su marido viajaban solo los veranos a Curicó a visitar a su familia.




El verano de 2014, padre e hija tuvieron una especial conversación. Karen la recuerda emocionada: “Tengo un proyecto, me dijo, quiero construir una fábrica de productos lácteos. Yo le contesté para qué, si con la leche le va súper bien, se la vienen a comprar acá, también la reparte en Curicó y los quesos se venden todos. Pero él insistió: Esto va a ser para usted y su marido en el futuro; lo quiero hacer pensando en ustedes, porque de esa manera van a trabajar en el campo, en lo nuestro, en lo que conocemos de toda la vida, y van a poder trabajar en familia, ser sus propios jefes, y se van a acordar de mí. Yo le dije gracias, papito, y sí, lo podemos ver más adelante”.

Se acabaron las vacaciones y el joven matrimonio volvió a Praga. Karen a estudiar checo y Miloslav a continuar su trabajo como profesor de idiomas e instructor de deportes de montaña. Ese mismo año ella recibió la noticia de que su padre había enfermado repentinamente y estaba grave. “Tomé el primer avión y me vine a Chile. Mi papá estaba pésimo, muy mal. Solo esperaba que yo llegara. A los tres días falleció, con 57 años”.

La sorpresa fue gigantesca para Karen cuando al llegar a su casa desde el hospital se dio cuenta de que su padre ya tenía casi la mitad de la fábrica de lácteos en pie. Ahí se dio cuenta que tenía que asumir el desafío y le dio a su papá la tranquilidad de que continuaría lo que él había empezado para que pudiera descansar en paz.

Con su marido se instalaron en Chile, pero solo tenían las maletas. Terminar una fábrica involucraba recursos que no tenían. “Yo decía: papito, por Dios, cómo lo voy a hacer. Tienes que iluminarme, viejo, si quieres que lleve esto a cabo”, cuenta hoy la joven emprendedora.



El primer apoyo se los dio Sercotec. Fue un Capital Abeja que permitió terminar la infraestructura primaria de la planta, sacar patente y la respectiva resolución sanitaria. También crearon la marca Quesos Don Nelson. “Obviamente por mi papá, que antes trabajaba sin marca. Así empezamos a recorrer la región en un jeep que teníamos, para presentar los productos y hacernos conocidos. Teníamos unos clientes de mi papá que eran poquitos, pero fue nuestra base”, dice Karen

Primero elaboraron queso fresco, ya que su madre es una experta en esta preparación. Luego se ampliaron a otros productos. Para ello han debido estudiar y buscar nuevas ideas, para lo cual se inspiran en sus años en Europa. La idea, según Karen, es que siempre sean productos de calidad, naturales, sin químicos ni preservantes.

A poco andar la infraestructura les quedó chica, porque estaban produciendo y vendiendo mucho. La gente comenzó a buscarlos en el local y la calle se empezó a llenar de autos. Al queso fresco sumaron variedades con ciboulette, merquén y orégano al ajo, y también comenzaron a producir yogur natural, mantequilla, manjar y quesos maduros.



El 2015 Karen se acreditó en INDAP. Encontró apoyó en el Programa de Praderas Suplementarias para la alimentación de su plantel de vacas e ingresó al Servicio de Asesoría Técnica (SAT). Con la institución del agro ha logrado cofinanciamiento para adquirir maquinaria productiva y una vitrina conservadora que usa en las ferias. Además ingreso a la Comunidad Yo Joven & Rural y recibió el Sello Manos Campesinas, que acredita la calidad y atributos artesanales de sus productos.

Hoy Quesos Don Nelson, donde trabajan permanentemente Karen, su marido, su madre y un tío, cuenta con una sala de ventas en su predio, el que tiene un amplio estacionamiento y una terraza que invita a disfrutar el paisaje. Ahí los niños pueden alimentar los terneros y gallinas que circulan libres por la pradera.

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