Con certezas y con agua

Escrito por Mario Arzola Acuña Constructor Civil PUC

El Sr Ministro de Agricultura señaló durante su visita a la zona, “La agricultura se hace con certezas y con agua”; comparto esa opinión en todas sus partes.

La firme convicción del Sr Ministro frente a un tema tan sensible para la principal actividad económica de la provincia, próxima región del Ñuble, tal vez sea una motivación, especialmente para las nuevas autoridades del agro, incluyéndose así mismo, para detenerse a revisar la realidad que ofrece el proyecto Embalse La Punilla cuyo origen está basado en la necesidad de paliar el déficit hídrico en temporada de riego. Sin embargo las condiciones establecidas para la concesión y la operación del embalse, han derivado en sentido contrario a lo esperado porque producen incertezas para los agricultores y significan que el aporte proyectado carezca de relevancia para el regadío, teniendo presente una serie de inconsistencias que afectan negativamente los derechos e intereses de los regantes, de manera que en definitiva no se cumplirá el objetivo propuesto originalmente.

Derechos de los regantes actuales, entrega de las aguas y caudal de la demanda

En primer término debe considerarse que el proyecto reconoce como derecho de aprovechamiento de aguas de los regantes actuales, un caudal inferior al que les pertenece legítimamente según sus títulos de dominio, condición sobre la cual existe un dictamen de la Contraloría General de la República recordando que conforme al artículo 19 N° 24 parte final de la Constitución Política de la República, “los derechos de los particulares sobre las aguas reconocidos o constituidos en conformidad a la ley, otorgarán a sus titulares la propiedad sobre ellos”. Siendo así, ninguna autoridad, cualquiera sea su jurisdicción, tiene potestad o facultades para alterar los derechos que corresponden a los regantes, como sucede de hecho en este caso, provocando así incerteza sobre el uso íntegro de los derechos.

En este mismo orden de cosas cabe también señalar que la regla de operación del embalse establece en una de sus partes, que las aguas a transferir por el Fisco a los actuales regantes serán entregadas por la concesionaria a pie de presa; sin embargo según acuerdo adoptado a través de convenio suscrito entre la Dirección de Obras Hidráulicas y la Junta de Vigilancia, documento que forma parte de las bases de la licitación y del contrato de concesión, esta última “reconoce y acepta que en el evento que el concesionario desarrolle un proyecto de generación, éste podrá hacer uso de las aguas cuyos derechos de aprovechamiento serán transferidos por el MOP- DOH a los Usuarios, para fines de generación, en forma previa a la entrega de las mismas”. Entonces no se advierten razones valederas para que se establezca el pago por parte de los regantes al concesionario por concepto del servicio de acumulación y administración de esas aguas, como sucede en este caso, en circunstancias que previo a su entrega serán utilizadas por éste en su propio beneficio.
Bajo esas condiciones, más bien podría configurarse un enriquecimiento sin causa en favor del concesionario

Las aguas que se transferirán a los regantes serán entregadas sólo cuando el río en régimen natural, no sea capaz de satisfacer la demanda de éstos últimos, la cual ha sido determinada previamente de manera ficticia en función de una matriz de cultivos supuesta para estos fines y una tasa de riego por hectárea que no se condice con la realidad, cuyo caudal dependerá de la cantidad de nieve acumulada en el período inmediatamente anterior a la temporada de riego, de manera que el aporte real del recurso hídrico será incierto.

Las aguas a transferir por el Fisco constituyen caudales sólo referenciales

Los caudales a transferir por el Fisco a los regantes actuales, se entregarán en los meses de Diciembre a Marzo según volúmenes establecidos en carácter de referencial y máximos, de manera que de producirse remanentes como consecuencia de la aplicación de la regla que regula la entrega, esos saldos no son traspasables ni para el mes ni la temporada siguientes, por lo que en definitiva, los volúmenes así acumulados quedarán a disposición exclusiva del concesionario.
Es decir como señala un antiguo adagio criollo, “el que parte y reparte se lleva la mejor parte”, y nuevamente la figura del enriquecimiento sin causa ronda con fuerza en torno a este proyecto.

El objetivo prioritario del proyecto, certezas y agua para los agricultores, no pasará de ser una simple quimera.

Por si todo ello no fuera suficiente, habría que agregar la incerteza y todo lo que significa para quienes deberán abandonar el área de influencia del proyecto, dejando atrás el entorno que han compartido durante toda una vida, su actividad económica, su cultura y forma de vida arraigada en una zona que ha sido reconocida a nivel mundial por su rica biodiversidad, todo lo cual configura, sin duda, un cuadro que debería hacer reflexionar a las autoridades en torno a introducir las enmiendas necesarias antes que sea demasiado tarde.

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