Perú disminuye su participación de mercado mientras se abre una temporada
de buenos precios para la hortaliza en el mercado internacional. ¿Qué falta para aprovechar la oportunidad?
Un nicho de interés es el que está dejando Perú en el mercado internacional de los espárragos, un nicho que si bien podría ser aprovechado por los productores locales, tiene otros jugadores que están deseosos de ocupar el lugar de Perú.
El país del norte, uno de los mayores productores mundiales de espárragos en fresco, está lentamente emprendiendo la retirada hacia rubros más atractivos financieramente, tanto por la rentabilidad monetaria como por la inminencia de cambios que hacen ver con dificultad la progresión del cultivo en el largo plazo, principalmente debido a la vejez de las esparragueras como por la cantidad de agua que requiere, comentó Javier Sánchez Vigo, Ingeniero Agrónomo, Investigador y Consultor internacional, quien desde la perspectiva que le da haber cultivado y producido espárragos por más de 20 años en Perú, tiene una clara noción del rumbo que está tomando el país del norte.
PERÚ EN RETIRADA
Al año 2010, las estadísticas del Instituto peruano de producción de hortalizas arrojaban 30.149 has. de espárragos; al 2013, se habla de 26 mil 615 has. y hoy no son más de 23 mil has. lo que puede correlacionarse con el descenso de semillas ingresadas al país. “Definitivamente, los productores fueron cambiando las esparragueras a otros cultivos. En esa fecha ya se veía el boom de las paltas y de los arándanos, por lo que las grandes empresas empezaron a mirar hacia el desarrollo de esos cultivos, debido a la mayor proyección y mayor rentabilidad”, indica Sánchez. Otros cultivos en la mira por su mayor rentabilidad son higos, granados y la uva pisquera.
Y aunque hay un recambio de variedades en algunos productores, no alcanza a compensar la vejez de las esparragueras. Mientras aquí en la zona de Linares hay plantas produciendo después de 30 años, en Perú la vida útil llega a los diez años; la producción en ciclos continuados hace que en esos diez años una hectárea produzca 130 -140 mil kilos que es su vida útil.
También hay un descenso en los rindes promedios, comenta. Al año 2000, los promedios nacionales eran de 12 mil kilos; el 2013, el promedio nacional es de 8 mil 760 nacional, ya hay menos hectáreas y aunque en algunos casos se han replantado, las esparragueras son cada vez más viejas y eso baja los rendimientos.
La producción en general ha descendido, y algunos grandes actores se han retirado del tablero, aunque el juego sigue dominado por las grandes empresas, que controlan el 80% de la producción. Especialmente ha descendido el espárrago congelado; la última campaña fue de 8 millones de toneladas, con 18 exportadores en juego; después de haber llegado a un pick de exportaciones en la campaña 2011-2012 de 15 millones de toneladas.
En el fresco, la pendiente también baja, pero en una proporción menor que en los congelados, con 101 exportadores todavía en carrera y 100 millones de toneladas exportadas en la última campaña. Y es que a pesar de disminuir la superficie de sus esparragueras, Perú mantiene sus grandes ventajas comparativas: la capacidad de producir durante todo el año, en distintos formatos, para fresco, conserva y congelados, blancos, verdes y morados, con alta tecnología y gran producción por hectárea, además de un mercado efectivo de 72 países en el mundo que reciben espárragos peruanos.
En la orilla opuesta, han ido aumentando sus costos indirectos: transporte y mano de obra son los dos grandes temas que preocupan a los productores. “En la medida que los fletes aéreos con destino a Estados Unidos se fueron encareciendo, se inició hace una década el envío de cargas marítimas, donde todavía tenemos una ventaja con respecto a México que debe enviar por tierra: sin embargo, se requieren varias condiciones que lo hacen restrictivo: calibres homogéneos, para fresco y de los primeros días de cosecha”.
No obstante, su gran ventaja, la producción durante todo el año es también su mayor debilidad. Debido a eso, es que tienen una gran carga de plagas, ya que el tener ciclos de producción tan cortos y simultáneos no les permite cortar el ciclo de las enfermedades, según destacó Guillermo Sánchez, especialista en plagas. Igualmente, esta producción sin estaciones en la zona desértica es cada vez más restrictiva para el espárrago, debido a las nuevas políticas de riego, menores a la necesidad del cultivo.
MÉXICO APROVECHA EL ESPACIO
La situación mexicana difiere con la peruana. Mientras en Perú la curva del espárrago ha ido descendiendo, casi en la misma proporción ha ido aumentando la superficie cultivada en el país, convirtiendo a México en el tercer productor mundial, con un 90% de exportación de la producción y un 10% de consumo interno.
Al 2013, la producción mexicana era de 19.200 has. con un rendimiento de 7 mil kilos promedio; al 2014, ya existían 21.323 has. con un rendimiento promedio de 7 mil 880 kilos; al 2016 la superficie había aumentado a 26.119 has. y para la próxima temporada se avizora que aumente a 30 mil. Aquí la gran ventaja es que toda la logística la hace Estados Unidos, y con una gran inversión en tecnología. La mayor parte del espárrago mexicano va al mercado fresco.
“La tendencia del precio en México ha ido variando ligeramente mayor cada año, pero siempre al alza, lo que nos indica que todavía hay espacio para un aumento de la oferta”, comentó Sánchez.
En México, la cosecha de este cultivo se desarrolla a lo largo del año, con picos de producción durante los meses de diciembre a abril; en estos cinco meses se obtiene más del 70% de la oferta disponible para los mercados nacional y extranjero. Flavio Camacho, Ingeniero Agrónomo e investigador mexicano, destacó que el cultivo en el país tiene un fuerte componente de investigación asociada, destinado a obtener los mejores rindes gracias al uso de activadores en todos los estadios del desarrollo de la planta.
“México tiene un 51% de la participación del mercado de Estados Unidos. En el caso de la producción, un 60% se concentra de enero a abril, en la región norte del país más al centro, entre agosto a noviembre. Hoy estamos en 25 mil y proyectamos subir a 30 mil hectáreas, porque es un buen negocio; incluso, con la influencia del cambio climático, hay muchos productores que han visto que sus suelos ahora son propicios, aunado a la propensión de riesgo que se ha visto en el espárrago, que es muy bajo”, comentó.
Frente a este escenario, el país está expectante y entre los productores se habla de aprovechar el buen momento que representa el nicho de mercado que está dejando Perú. No obstante, no es tan simple. Mientras Perú se abocó al comercio de espárrago fresco, los productores nacionales vieron en esta instancia la necesidad de competir en un segmento diferente, orientando su producción a IQF.
LOS PRODUCTORES
“Tenemos que aprovechar la oportunidad que se nos está dando”, comenta Jorge Ocampo, quien destaca la retirada del Perú de este mercado que durante algunos años fue su feudo indiscutible. Para el dirigente, el objetivo inmediato es que Chile tome ventaja del campo libre que está dejando Perú y pueda posicionar su producción en el mediano plazo.
Hoy en día, la producción se concentra en Bío Bío, Los Ángeles y principalmente Linares, con varias ventajas: tiene una bajísima carga fitosanitaria gracias a la casi inexistencia de plagas y enfermedades que lo ataquen. Además, hay avances en estos años: la asociatividad es uno de ellos, y el acceso a información como asociación gremial, es otro. De esta forma, no sería descabellado ampliar los mercados de destino que hoy son Europa y Japón, para llegar a China, por ejemplo. Aquí juega a favor la sanidad del país y la trazabilidad de los cultivos.
Para lograrlo, recalca, lo importante es la asociatividad, principalmente en lo que toca a temas de comercialización. Concuerda con esta opinión Marco Espinosa, para quien el mercado ha estado marcado por lo monopolizado del negocio. “Había tres empresas que compraban prácticamente todo y se producían algunas prácticas que podríamos considerar abusivas, como por ejemplo, podían no entregar envases para que no se les pudiera entregar producto o simplemente pedían una cuota. Y esa gente que no tenía una capacidad negociadora importante terminaba sacando su espárrago y bajaba el precio del espárrago en su conjunto”. De ahí la importancia de la unión, recalca, lo que se ve facilitado por la concentración de la producción de espárragos entre Maule y Bío Bío. “La zona productora es muy corta, donde se concentra cerca del 90% de la producción total y eso hace más fácil compartir experiencias. A través de más información podemos mejorar rendimientos, mejorar las brechas tecnológicas y aprender del negocio de otros productores”.
El desafío está a la vista, pero se requiere una estrategia que les permita volver a recobrar competencia en el segmento de fresco, el que se dejó de lado por concentrarse en congelados como alternativa a la supremacía peruana.
En ese contexto, en el sector afirman que una de las tareas fundamentales para alcanzar los objetivos planteados será llevar a cabo un recambio varietal, que permita aumentar la productividad de los predios y, con ello, hacer más rentable el negocio.
Los productores están apostando al recambio de variedades para poder volver a estar entre las ligas mayores del espárrago. La UCN 157 es aún la estrella de los productores, principalmente porque mantiene sus buenos rendimientos. Se estima que la producción nacional oscila entre las 3 mil y las 5 mil hectáreas, dependiendo de la fuente, pero de estas, cerca del 80% están plantadas con la variedad UC 157 F1, y en algunos campos todavía puede encontrarse Atlas, que produce turiones de gran diámetro. UC157, tiene un potencial de 8 a 10 ton/ha, con un rendimiento promedio país de 4 a 5 ton/ha, pero los productores han hecho un esfuerzo importante por aumentar esos rindes, con apoyo de los GTT y alianzas productivas con INIA y alianzas asociativas, indica Jorge Ocampo, presidente de la Asociación Gremial de productores de espárragos del sur de Chile, en aras de recuperar el auge que el rubro tuvo en los años 90.
Llegar a mejores rindes es lo que motivó la llegada de nuevas variedades, como New Jersey, donde los cultivares NJ953 y NJ1122 son los que han mostrado mayor rendimiento en Ñuble y que corresponden a los llamados “Supermachos”, ya que no producen flores y frutos, que genera parte importante de los requerimientos energéticos de la planta, lo que asegura una buena producción.
¿QUÉ ELEGIR?
María Inés González, Consultora Hortícola de amplia experiencia en INIA, destacó que en Chile UC157 llegó en la década de los 80; en los 90, dos variedades nuevas, californianas, Atlas que permaneció y Apolo que desapareció rápidamente. En la misma fecha llegaron Jersey Knigth y Jersey Giant. En los últimos años han aparecido nuevas variedades, De Paoli, de la Universidad de California y las variedades NJ 953 plantada en Chile y posteriormente la NJ 1122, además de la variedad Sequoia, aunque se han realizado pruebas de variedades de otras zonas y países, como Nueva Zelanda, “que por cercanía y latitud podrían ser relevantes para nosotros”. Pero, ¿en qué fijarnos al evaluar? En rendimiento, tolerancia a enfermedades, y características morfológicas, de ápice cerrado, grosor del turión y uniformidad de calibre.
La especialista destacó que además de las variedades que hoy se están cultivando, hay una oferta que no se ha tomado en cuenta y que presenta buenas condiciones de adaptación y resistencia a enfermedades, como ocurre con variedades neozelandesas como Pacific Challenger resistente a fitoftora. González comentó que para elegir la variedad, el productor necesita contar con información sobre el comportamiento de la variedad en el área donde quiere establecer la plantación, o en su defecto, en áreas muy similares, ya es un cultivo muy sensible a las variaciones climáticas y de suelo. Por eso, un problema a la hora de elegir una variedad entre las que van apareciendo, es que actualmente no existe información local del comportamiento de nuevas variedades, en cuanto a ensayos, sino sólo en los campos de los agricultores que están plantando basados en lo que esperan de ellas.
“Dentro de las opciones existentes, de las NJ, definitivamente la 1113 tiene buenos rendimientos; lo mismo que la variedad Depaoli, que es básicamente como la UCN157, pero mejor; con respecto a Sequoia, indicó que sólo se está plantando, pero sin que existan ensayos locales. Está bien ranqueada comparada afuera con otras variedades que aquí tienen buenos rendimientos, pero no hay información de lo que va a pasar aquí. Por eso, una sugerencia es que abran la mirada, vean que hay otras posibilidades. Miren a Nueva Zelanda, por ejemplo”, comenta María Inés.
Y ¿Cómo va Chile en este escenario de cambio? Para Javier Sánchez, desde el año 2014, ya se tenía reportes de la disminución de las tasas de crecimiento de Perú; y entre los productores “siempre hay intención de recuperar el mercado, pero desde el 2013 al 2017, Perú baja su producción, México aumenta, incrementa sus has. de espárrago y Chile sigue mirando, pensando entro o no entro, buscando recuperar la buena situación que tuvo entre los 80 y 90. Yo creo que hay una buena oportunidad para ingresar, pero requiere de mucho esfuerzo, una buena inversión de capital o generar asociatividad, que permita generar un frente interesante de producción más o menos homogénea”. El experto, que además ha seguido de cerca la escena nacional, es optimista, pero recalca que se requiere una pronta decisión: “ Yo veo que está la intención, es el momento, pero se están durmiendo y México está ingresando a esos mercados. Tienen que decidirse, porque tienen un dicho que es muy cierto en esta situación, el que pega primero, pega dos veces”.