Ñuble: cifra de muertes por inmersión ya supera las de 2015 y 2016.

Publicado: Miércoles, 08 Febrero 2017 07:05 Escrito por Mario San Martin
Una niña de apenas 11 años, Marcela Urra, quien se ahogó en el río Diguillín fue la primera víctima fatal por inmersión en 2017,
dentro de la provincia de Ñuble.

Casi premonitoriamente, fue el primero de este año, que ya ha superado las cifras de deceso por esta causa que se exhibían en 2015 y 2016.

Y se exhibían con orgullo, puesto que si en 2013 hubo 13 casos, en 2014 se bajó a 8; en 2015 a 7 y el año pasado entre enero y la primera semana de febrero, la muerte del ciudadano de San Bernardo, Marco Antonio Díaz Saavedra, de 51 años, en el caudal del río Itata, en las orillas de Ñipas, y la de otras dos personas, fueron las únicas que se lamentaron en la provincia.

Pero, volviendo a la premonición, la tendencia a la baja se quebró y con drasticidad en esta última semana, puesto que con los tres casos registrados en Quillón, los cadáveres que el Gope, Bomberos o los mismos veraneantes han debido rescatar del agua, ya alcanzan a cinco.

Y aún faltan tres semanas de un febrero que amenaza ser caluroso en un Ñuble, cuyos habitantes no parecen todavía tomarse muy en serio lo que dictan las campañas preventivas, ni las advertencias que por décadas ha explicado que en la provincia hay solo dos balnearios públicos y habilitados para el nado, como la Laguna Avendaño, en Quillón; y el balneario municipal de Chillán, ubicado en el camino a Las Mariposas, y con capacidad para mil personas.

El río Diguillín, el río Perquilauquén y el río Itata, fueron los tres escenarios para cuatro de las cinco tragedias de este año. Ninguno de ellos apto para nadar.

Solo el caso del menor de 13 años, quien murió el pasado 6 de febrero, se encontraba en un camping ubicado en la Laguna Avendaño, sin embargo habría realizado una maniobra descuidada al intentar rescatar un Kayac averiado desde un punto de la laguna cuya profundidad no fue calculada por la pequeña víctima.

No se puede fiscalizar los ríos
Carabineros advierte que en muchos de los puntos no autorizados para el baño existen pozones con potentes corrientes que no se advierten en la superficie y que son capaces de sumergir al más experto.

"Basta un par de minutos bajo el agua para que la persona muera, entonces, el tiempo de respuesta entre una emergencia y la acción de rescate debe ser instantánea y hecha por personas expertas", explica el capitán Miguel Madrid, del GOPE de Carabineros, unidad que cada verano debe acudir a algún punto de Ñuble a rastrear cuerpos sumergidos en sus caudales.

El uniformado recuerda que los rescates pueden llegar a ser tan complejos que "no todos se encuentran rápido, algunos demoran días en aparecer y otros sencillamente, no aparecen nunca, o bien son arrastrados a tanta distancia que son finalmente hallados en las desembocaduras, en el mar".

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