Chile contra el imperio azteca

La selección nacional Sub 17 se mide esta tarde a México en Chillán por un hueco en los cuartos de final de su Mundial.

Hace ya 10 días que la apacible Chillán no es la misma. En esencia, la "cuna de la patria" (como se conoce a la capital de Ñuble) no ha cambiado tanto, pero su designación como sede del Mundial Sub 17 ha conferido una atmósfera distinta a las largas avenidas flanqueadas por casas bajas que la recorren. Aquí, en esta aletargada zona de la Región del Biobío, se respira olor a hierba y a fútbol. Los restaurantes y terrazas se engalanan a la hora del almuerzo para recibir a los comensales del balompié, mientras los principales hoteles se obstinan por absorber la fuerte demanda de los que sueñan (o que no pueden pegar ojo) por culpa de la pelota.
En el Nelson Oyarzún, el recinto que albergará Chile-México, tampoco cabrá un alfiler. El feudo chillanejo, que ya acarició el lleno absoluto en sus anteriores representaciones mundialistas durante la fase de grupos, lucirá esta tarde su aforo completo, coincidiendo con la puesta en escena en la VIII Región de los pequeños héroes de la patria, los futbolistas de la Baby Roja, quienes apelan al poder de intimidación de la hinchada: "Ojalá que la gente apoye con todo y que México pueda sentir ese apoyo", proclama Ignacio Saavedra. Miguel Ponce, seleccionador nacional, también ve en el factor cancha un elemento decisivo: "No vamos a ir ganando 2-0 ó 3-0 a los cinco minutos sólo por el apoyo del público, pero el rol que la gente está jugando es muy importante, porque no sólo nos están apoyando sino que han tenido mucha paciencia", ratifica.
Paciencia, pero también otras virtudes, harán falta a la Sub 17 para poder superar a la doble campeona mundial de la categoría, un combinado sobre el que el propio Ponce se deshace en elogios: "Es un grupo muy homogéneo en todas las líneas, que lleva un gol en contra y que no ha perdido", sintetiza el 'Chueco', quien podrá volver a contar para este partido con el lateral izquierdo Diego Soto, restablecido de sus molestias musculares.
El juego de la presión, tanto para el Chile anfitrión como para el cuadro azteca, vigente subcampeón planetario, marcará el devenir del encuentro.
"Vivimos un momento de mucha emotividad en el grupo y para nosotros está la responsabilidad de jugar en casa, pero todo lo que México apuesta e invierte en sus series menores también genera presión. Si hablamos de historia, la responsabilidad es de México", culmina Ponce. Estar a la altura de la historia o hacerla. Esa es la cuestión.
fuente:www.latercera.com

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