En una áspera
controversia al interior de la derecha derivó el tema de los "pactos de
silencio", a raíz de la reactivación del Caso Quemados, después de que el
periodista Hermógenes Pérez de Arce criticara al senador Hernán Larraín (UDI)
por plantear que se le prive de los atributos de general (r) al ex jefe de la
Dina por su participación en múltiples violaciones a los derechos humanos.
Tras advertir que
las diferencias de punto de vista no justifican querer silenciarlo, el timonel
gremialista reiteró su opinión de que "el «Caso Quemados» es algo horrible
que sólo merece reproche total" y que el general (r) Contreras "no
debería morir como general, porque desprestigia al Ejército".
"Podré
compartir con (Hermógenes) muchas consideraciones referidas al gobierno militar
o a las causas que lo explican, pero difiero con él en algo central: el rechazo
irreductible a las violaciones a los derechos humanos en todo tiempo y lugar.
Eso parece ponerme dentro del «coro de la izquierda» en su parecer; yo pienso en
cambio que eso me pone en el lado humano del sentido común", dijo Larraín.
Respecto de la
referencia del columnista al senador Jaime Guzmán, el parlamentario retrucó que
"todos lo extrañamos, pero a propósito de la inquietud de nuestro
detractor, es mejor contarle a los chilenos que Jaime Guzmán recibió reiteradas
amenazas de parte de Manuel Contreras, a quién tanto defiende Pérez de Arce.
Tanto es así que en una entrevista publicada en La Segunda, al ser preguntado
Contreras por la periodista Rosario Guzmán, por qué había amenazado a su
hermano, éste lo niega diciendo: ello no es efectivo porque "yo no
amenazo" (sic). Y no es menor recordar que al momento de su asesinato,
Contreras se había querellado en contra de Jaime porque éste había afirmado que
el general era ‘amoral'".
Larraín concluyó:
"Por eso amigo, no me va a silenciar. No voy a dejar de decir lo que
pienso ni dejaré de traer a la memoria estas verdades".
Por Claudio
Salinas