La Iglesia católica
chilena exigirá a todos sus integrantes tomar un curso para prevenir abusos
sexuales
El documento
entrará en vigencia desde el próximo 16 de julio. Incluye cómo tratar casos.
Nos duele lo obrado
mal. Nos lastima por+ cada persona dañada, por cada persona silenciada".
Alejandro Goic V. de la Conferencia Episcopal
"Corresponderá
a otras generaciones poder mirar en perspectiva en qué fallamos", es una
de las frases con que el obispo de Rancagua y vicepresidente de la Conferencia
Episcopal, Alejandro Goic, junto a Monseñor Cristián Contreras, presentaron el
documento «Cuidado y Esperanza. Líneas Guía de la Conferencia Episcopal para
tratar casos de abuso sexual a menores de edad».
A un día de que se
estrene la película «El Club» de Pablo Larraín —sobre curas retirados, uno
acusado de pedofilia— los obispos chilenos presentaron una actualización de
documentos previos de 2003 y 2011. Pero con innovaciones que entrarán a regir
desde el 16 de julio.
Según describió la
coordinadora del consejo nacional de prevención, Pilar Ramírez, en estas nuevas
guías hay "una regulación que no está ninguna otra parte en la
Iglesia", porque "las autoridades como a todos aquellos que sirven en
la Iglesia de forma voluntaria o no deberán contar con una formación (en la
prevención del abuso), detallada en estas guías".
Más aún —dijo—
"esta formación se deberá certificar. De aquí en más en nuestra Iglesia
todo aquel que sirva deberá tener un certificado que dice que cuenta con esta
formación y que adhiere a las normas de la Iglesia Católica en términos de
prevención de abusos sexuales. Quien no tenga esta formación, no quiere tenerla
o no exprese esta adherencia no puede servir en la iglesia", indicó.
También contempla
cómo abordar las denuncias y proseguir investigaciones.
Aunque no asistió
el presidente de la conferencia y arzobispo de Santiago, Ricardo Ezzati, se
leyó una carta suya en que dice que "en un tema tan delicado que ha sido
motivo de heridas todavía abiertas en nuestra Iglesia, esperamos que esta
actualizada normativa garantice de un mejor modo el esfuerzo de todos para
desterrar definitivamente la lacra del abuso de los contextos eclesiales".
Mientras, el obispo
de Rancagua, Alejandro Goic hizo una revisión y dijo: "Nos duele lo obrado
mal. Nos lastima por cada persona dañada, por cada persona silenciada, por cada
lágrima derramada y también por las contenidas", dijo y añadió que
"ayer éramos los obispos quienes clamábamos verdad y justicia. Hoy hermanos
y hermanas nuestras exigen de nosotros, pastores, garantías más contundentes de
que no hay lugar en el sacerdocio para quienes abusan de niños, niñas y
jóvenes".
"Los abusos
contra menores perpetrados por clérigos marcan, ciertamente, un antes y un después
en la vida eclesial chilena", dijo. Y fue más allá: "Nos preguntamos:
¿qué nos ocurrió?, ¿cómo pudimos llegar al contrasentido de nuestra misión que
significa el daño a menores?, ¿cómo recuperar nuestra debilitada credibilidad
de hoy?".
Murillo y Cruz
Críticas a nueva
guía
Para el presidente
de la fundación Para La Confianza, José Andrés Murillo, el nuevo documento de
la Iglesia es insuficiente. "Esta estrategia sigue centrándose en lo
sexual del abuso y no en su característica principal que es el abuso de
poder", dice.
Agrega que "el
problema que tiene la Iglesia cuando enfrenta el problema del abuso sexual es
la manera en que lo entiende: Lo considera una relación sexual que se
manifiesta abusivamente. Por eso, al condenarlo, acuden al sexto mandamiento
(el de la sexualidad). Pero el abuso, especialmente el que involucra a
sacerdotes, es un abuso de poder".
El periodista Juan
Carlos Cruz añade que "el problema no son las normativas. Es la actitud de
desdén que ha tenido la Iglesia con la víctimas, el abuso de poder de ver como
los victimarios son recompensados y las victimas silenciadas".
"Esta guía no
debe significar por ningún motivo un ‘borrón y cuenta nueva' a las
humillaciones que se infligieron a muchas víctimas", dice.
Por Patricio Pino
M. y Martín Romero