La ex Miss Universo conversó e
hizo obsequios en Falabella.
Relajada, cercana y de buen
humor. Así se vio a Cecilia Bolocco en su visita a Falabella, multitienda que
está celebrando 125 años de presencia en Chile.
Llegó pasadas las 16.30 horas y
en el local le tenían preparado un pequeño escenario con un sillón vestido de
blanco. Ella de inmediato saludó al público que la aplaudió con un cariño
entrañable y la reina de belleza expresó su satisfacción por estar en Chillán.
“Vengo de Temuco en donde hacía frío, llegar a esta ciudad con este tremendo
sol es un verdadero agrado para mí”, dijo.
Al cabo de un rato, lanzó la
posibilidad de contestar preguntas del público. Una de las chillanejas le
consultó respecto a su edad. “Anoche en Temuco yo le pregunté la edad a una
señora y ella me respondió que se le había olvidado”, dijo entre risas. “Yo
tengo 49 años y he vivido a concho con el corazón porque la vida es corta”,
precisó.
Volvió a entregar la palabra al
público y otra chillaneja le pregunto por Máximo, su hijo. “La otra semana
estará de cumpleaños, cumplirá 11 y es un niño maravilloso. Es mágico ser mamá.
Lo que yo he aprendido es que ellos no se crían con lo que uno les diga o les
ordene. Ellos se crían a través del ejemplo”, dijo.
“Cecilia ¿Cuál es tu secreto para
mantenerte bella?”, le consultó otra improvisada periodista. “No sé si ustedes
recuerdan el slogan de la primera campaña que hicimos junto a Falabella. Era
‘Cien por ciento actitud’ y eso lo he aplicado a mi vida. Cuando uno duerme
mal, por ejemplo, amanece con una cara de cincuenta años. Pasa lo mismo cuando
uno no está contento con lo que tiene o con lo que es. No saben todo lo que me
ha pasado, pero siempre he tratado de enfrentar la vida con actitud. A veces
creo que es por la condición en la que me vi enfrentada desde joven, la
televisión y acordarme de las veces que me dieron ganas de llorar. Ahí
reflotaba mi actitud positiva. Es como Nelson Mandela que estuvo preso. Cuando
salió de la cárcel estaba con el entusiasmo vivo para cambiar la realidad que
vivió con el apartheid. La belleza no se puede calificar ni cuantificar, es la
energía que irradiamos la que nos mantiene con vida incluso en el aspecto
físico, a mí me quedan buenos pantalones de hace veinte años atrás, es una
cuestión de actitud”, expresó.
“Muchos se obsesionan pensando en
la meta y yo aprendí que es el proceso para la meta lo que se debe disfrutar y
enfrentar. Hoy venía camino a Chillán admirando los campos con ese bello manto
amarillo y realmente disfruté el viaje. No pienso en las metas ni en las cosas
que me faltan por cumplir. Yo me enfoco en lo que tengo y lo bendigo. Nos
perdemos el presente sin haber llegado aún a la meta”, indicó.
También se dio tiempo para
contestar preguntas que incluso tocaron la muerte de Felipe Camiroaga. “Yo no
estaba en Chile cuando esto sucedió, apenas me avisaron pensé mucho en él y en
las cosas buenas que dejó entre nosotros”, recordó.
Su buen humor la llevó a recordar
también el proceso mediante el cual llegó a transformarse en la primera Miss
Universo de Chile en 1987. Según contó, cuando llegó a Singapur para ser parte
del certamen de belleza en representación del país, se sucedieron una serie de
competencias en las cuales ella no clasificó. “Esa noche no dormí nada hasta
que oí una voz interior que me decía que yo estaba tomando esto como un castigo
y que no era así, muy por el contrario, se trataba de una experiencia única que
tenía que aprovechar. Así lo hice y terminé ganando el concurso”, señaló en
medio de los aplausos de los presentes.
“Logré muchas cosas con este
espíritu positivo. Llegué a leer noticias en CCN cuando apenas tenía 24 años y
sin ser periodista, solo creyendo en mí”, esbozó. Luego de contestar a las
preguntas del público comenzó a entregar regalos, a firmar fotografías y
tomarse fotos con las pocas afortunadas que lograron acercarse a ella.