Apunta a nichos específicos en
Chile y Brasil.
No es aventurado decir que el
espumante que elabora la Viña de Neira con cepa Cinsault es el mejor del Valle
del Itata. Así se desprende de la calificación que obtuvo en la guía
Descorchados 2014, con 89 puntos, y que según José Yamil Neira, dueño de la
pequeña viña ubicada en Altos de Guarilihue, en el límite de las comunas de
Ránquil y Coelemu, es una puntuación que no hace justicia a la calidad del
vino.
“Este espumante está para 94
puntos, lo que pasa es que la evaluación se hizo en Santiago y el viaje afectó
al vino, pero este año se hará acá, en el valle del Itata, y creo que obtendremos
una calificación muy buena”, afirmó Neira, entusiasmado con las proyecciones de
la viña que ya se ha ganado un nombre en la zona, de hecho, en el último
Concurso del Vino de Ránquil (2013) obtuvo el primer lugar en las categorías
“espumante” y “Cinsault”. Además, la viña recibió la distinción al “Mejor
vino”.
Actualmente, la viña ofrece 9
variedades de vinos, con cepas Cinsault, Moscatel, Pinot Noir y Cabernet
Sauvignon. De éstos, dos son espumantes: de Moscatel de Alejandría y de
Cinsault, este último, el único en Chile. Y es que generalmente los espumantes
se elaboran con Pinot y Chardonnay, y en el Valle del Itata existe interés por
rescatar el Moscatel de Alejandría para hacer espumantes, con el enólogo
Claudio Barría a la cabeza, quien también asesora a Neira.
La Viña de Neira cuenta con 25
hectáreas de viñedos distribuidos en Ránquil y Coelemu, cuyas uvas vinifica y
embotella en su totalidad, logrando una producción de 500 mil litros anuales,
pero su objetivo es llegar a un millón de litros en 3 años más.
Para ello ha realizado
prospecciones en Sao Paulo y acciones de marketing en Santiago y Concepción.
Hoy es posible adquirir sus vinos en tiendas especializadas, en ferias y en la
tienda online de la viña (www.vinosdeneira.cl)
Espumante Extra Brut
Es más que una moda, dicen los
expertos, pero lo cierto es que el consumo de espumantes en Chile y en el mundo
ha crecido más que el de vinos en general, razón por la cual numerosas viñas de
la zona central ya han incursionado en este nicho de mercado.
De Neira elabora un espumante
brut (bajo en azúcar), pero se apresura en aclarar que aspira a lograr un extra
brut (menos de 5 gramos de azúcar por litro), y ése es otro desafío de Neira,
quien como académico de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Concepción
también ha aportado todo su conocimiento científico, además de energías, en
lograr ese objetivo.
“Este espumante parte con una uva
de características especiales en cuanto a sanidad, madurez y acidez, es una uva
casi verde”, explica este emprendedor, que lleva las viñas en su sangre, puesto
que su familia ha estado ligada a los vinos por más de 150 años, y como se
sabe, la zona del secano donde se ubica su viña es reconocida como el origen de
los vinos de Chile, gracias a la introducción de las primeras vides por parte
de los conquistadores españoles a fines del siglo 16. En ese contexto, la cepa
Cinsault (llamada también cargadora) se ha convertido en un símbolo, puesto que
hoy se concentra aproximadamente el 95% de los cultivos del país en el Valle
del Itata.
Y la tradición seguirá, ya que
junto a su hijo Felipe, de profesión ingeniero civil industrial, ha puesto sus
energías en el crecimiento y desarrollo de la viña, con especial énfasis en el
Cinsault y en los espumantes. De hecho, el año pasado obtuvieron recursos de
Innova Bío Bío para la ejecución de dos proyectos: uno, orientado a la
producción de vino espumante extra brut de Cinsault y Moscatel; y el otro, para
mejorar la producción de un vino seco de Cinsault. Estos recursos les permitieron
adquirir cubas de acero y otros equipos.
El método
Para lograr este espumante de
calidad, explica, el método es clave. “No se trata de hacer un vino e
inyectarle gas, como ocurre con las bebidas y otros espumantes. En ese sentido,
la experiencia, la capacitación y la tecnología son clave. En nuestro caso,
utilizamos el método tradicional, o Champenoise”.
En este sistema, continúa Neira,
el “pie de cuba” es clave, es decir, la preparación de la levadura para la
fermentación del vino, requisito para la generación del dióxido de carbono que
se traduce en las burbujas.
El método consiste en la
elaboración de un vino base, y luego de dos meses, viene la segunda
fermentación, que se hace en la botella, que es inducida con la adición de una
levadura especial, que se alimenta del azúcar y genera dióxido de carbono a una
presión interna de 6 bar. En esta etapa se debe mover periódicamente la
botella, que tiene una chapa provisoria, y mantenerla en un ambiente frío.
La tercera etapa es el degüelle,
en que se deben extraer los sedimentos alojados en el cuello de la botella (por
la posición de guarda). El cuello entonces se congela, se destapa la botella
(al revés) y se extraen los sedimentos congelados. Actualmente, el degüelle se
realiza de manera artesanal, sin embargo, existe un proyecto para adquirir una
máquina que hace el proceso.
Luego se rellena con un vino de
expedición, que es una receta secreta de la viña que incluye vino añejo, y se
tapa con el corcho definitivo, para reposar y permitir la amalgama entre ambos
por algunos meses más. Este vino de expedición determinará el nivel de azúcar
del espumante, ya que el azúcar del vino fue consumido por la levadura en la
segunda fermentación. En total, dice Neira, la elaboración del espumante puede
tardar entre 9 y 10 meses.
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