No cabe duda que el gas natural
es la fuente de energía más limpia entre todos los combustibles fósiles. Se
caracteriza por una baja emisión de gases de efecto invernadero e inexistencia
de desechos peligrosos.
Lo anterior ha generado un desarrollo tecnológico
permitiendo conseguir nuevos recursos de gas natural con características tales
como baja permeabilidad (tight gas), esquisto o gas Pizarra (shale gas) y gas
metano de carbón (coal bed methane).
En el caso del gas de esquisto,
donde Chile cuenta con reservas ubicadas en el extremo austral, este se
caracteriza por su baja permeabilidad, haciendo que su extracción dependa de
métodos técnicamente avanzados y sostenibles.
¿Y por qué o qué tiene de relevante
extraer este tipo de sustancia para un determinado país? la respuesta es corta
y precisa: autonomía e independencia energética. Un hecho clave si consideramos
las problemáticas que actualmente impactan en el desarrollo nacional y que se
suman, puntualmente en el caso de Chile, a la ausencia de políticas de estado
que apunten a una definición de matriz energética causando repercusiones tales
como encarecimiento y regulación del consumo eléctrico en los hogares, alzas en
los costos de producción para las empresas, entre otros.
Según estimaciones de la Energy
Information Administration (EIA), la extracción de gas de esquisto para el año
2030 alcanzará el 7% de la producción mundial del gas natural. Polonia dispone
de abundantes recursos de gas natural en las rocas de esquisto en
Pomerania, Masovia y la región de
Lublin, pero se pueden extraer solamente aquellas que posean características
adecuadas, como es el caso de los yacimientos nacionales. Como vemos la carrera
está desatada y no podemos quedar impávidos viendo cómo, una vez más, el tren
de las oportunidades pasa velozmente ante nosotros.
Chile tiene una oportunidad de la
cual no puede ni debe restarse. El país no sólo tiene la chance de exportar y
abastecer a países desarrollados de gas de esquisto, sino también ver en este
combustible fósil una alternativa viable para su independencia y eficiencia en
materia energética, toda vez que la abundancia y el bajo precio del gas lo
convierten en una fuente alternativa de energía altamente competitiva frente a
la energía eólica y nuclear, e incluso a la generación de electricidad con
carbón lo que de paso lo posiciona en una alternativa sustentable menos
contaminantes.
Rodrigo Durán Guzmán
rodrigo.duran.guz@gmail.com
Periodista. UDP
Diplomado en Comunicación Corporativa.
PUC