Estudio de expertos da cuenta de buenos horizontes para carne ovina

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Magallanes acapara 60% de las ovejas madres, y junto a Ñuble, figuran entre las zonas productivas del país. La carne de cordero es un producto de alta demanda en el mundo y en Chile el comercio es informal.

Odepa acaba de publicar un estudio relacionado a la situación del negocio de la carne de cordero en el país, que encargó al especialista Marcelo Hervé, de Agrimundo (plataforma de inteligencia competitiva del Ministerio de Agricultura con la Fundación Chile), que muestra un eventual futuro auspicioso para este rubro, que coyunturalmente está pasando por un año complicado debido a la crisis europea.
Como es sabido el fuerte de la oferta ovina está en Magallanes, que ha desarrollado una producción homogénea y un mercado de exportación por décadas. “En el resto del país se desarrolla con muchos rebaños muy pequeños, todos asociados a sistemas pastoriles, la producción ovina se desarrolla con cargas animales entre una y seis cabezas/há/año, con marcada estacionalidad en el faenamiento. Existe potencial de mejorar indicadores técnicos aplicando tecnología y transferencia tecnológica. Entre las limitantes, externas al sistema productivo están el abigeato y predadores, que son frenos importantes para su desarrollo”, según firma el informe ejecutivo de Odepa.
A nivel del país la disponibilidad de carne de cordero es de 0,3 kilogramos per cápita y se estima que el mercado informal aporta una cifra similar. La carne que se produce en Magallanes tiene como destino principal la exportación.
Agrimundo hace una descripción del producto que explica el por qué de su alta preferencia en el mercado mundial: “esta carne roja contiene energía, proteínas de alta calidad, minerales y vitaminas importantes para el consumo humano. Su sabor, terneza y jugosidad son reconocidas. Los contenidos de ácidos grasos saludables son favorables para la carne ovina producida a pastoreo”.
El estudio concluye que en la zona no patagónica, “las oportunidades están desde el punto de vista de la producción de forrajes, utilización de praderas con altas cargas animales y producir carne con madres que críen más corderos y más pesados, ampliando la oferta de carne controlada. Estos rebaños pudieran transformarse en rebaños de mayor tamaño, 100 a 500 madres, para producir volúmenes que sean atractivos a plantas faenadoras, con un proceso de transferencia tecnológica acorde y participar de la cadena formal de la carne ovina. La ganadería la hacen las personas, por lo tanto, habría productores tradicionales que, con incentivos de precios y tecnología adecuados, pudieran especializarse. Para ello, hay iniciativas y programas de apoyo a la transferencia tecnológica y asociatividad en marcha. Las plantas faenadoras de reciente creación apuestan a este desarrollo ovino futuro”.
En lo que respecta al mercado de animales más pesados y engrasados, como es el caso de Estados Unidos, Arabia Saudita y China, se señala que “serían posibles de atender desde la producción del sur, dado su sistema productivo. La posibilidad de engorda confinada con granos para un sector del mercado norteamericano podría ser considerada en la zona central, ya que existe cero arancel y cuota para ese país, en base a animales del sur de mayor potencial de crecimiento y peso de faena que de la zona austral. También la engorda de corderos pesados con pradera y concentrados serviría para países del norte europeo, y otros, tal como está haciendo Uruguay”.
Como una traba importante a la producción ovina en todo el país se destaca que “los factores abigeato y los predadores, juegan un rol muy negativo para impulsar la producción de carne ovina en todo el país”.
El informe completo está disponible en la página www.odepa.cl.

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