Payas On Line ofreció un espectáculo de la poesía y el improviso

La décima y su encanto tuvo la noche del sábado el espacio y el entorno perfecto para mostrar el talento de dos poetas repentistas que dieron rienda suelta a la creatividad y a la magia del lenguaje en la segunda versión del espectáculo denominado “Payas On Line….segunda patita”, que realiza este medio electrónico junto al Restaurante “El Caribe”.

Hugo González sancarlino avecindado en Santiago, con su guitarrón chileno, acompañado de Gabriel Torres , con su  arpa y su guitarra, quien tiene sus orígenes en una familia campesina y que actualmente vive en Puente Alto, hicieron gala del “talento improvisador” propio de esta ralea de poetas repentistas.

El sábado en la noche en el Restaurant El Caribe, un grupo numeroso de sancarlinos, algunos que ya conocen el canto del Payador y otros  que por primera vez asistían a conocer esta modalidad de la Poesía Improvisada, fueron el marco perfecto para encontrarse con dos grandes exponentes, de lo mejor de nuestra “Poesía del Improviso”.
Ambos payadores, mostraron distintas formas de nuestra poesía popular, la décima en su máxima expresión, la personificación, los brindis, el banquillo, cuecas improvisadas, fueron las formas que contaron con la  participación del los asistente, principalmente entregando “Pie Forzados”, viviendo  de manera palpable la magia del encuentro de payadores. Además que los propios poetas populares de manera didáctica explicaban las modalidades en juego.
Particularmente llamó la atención la asistencia de Ricardo Rodríguez, un vecino del sector de Mutupín, que llegó al encuentro acompañado de familiares y amigos, quien lo hizo vestido con nuestro traje típico del huaso chileno. Don Ricardo fue parte importante de la fiesta, subió al escenario y dijo algunos versos, muchos de estos fueron “a medias debido al nerviosismo”… según propia confesión, finalmente terminó bailando un animado pie de cueca cantada por los payadores.
El entorno estaba preparado para una fiesta, un buen sonido, iluminación y lo típico para estas ocasiones, “navegado”, empanadas, y otros platos  para una concurrencia, que supo comprender el momento mágico en donde los versos se improvisan y por tanto se cantan esa vez y nunca más vuelven a ser cantados. La fantástica posibilidad de la improvisación que se vivió de manera particular la noche del sábado, producto del talento innegable de dos payadores nacionales, fue el momento preciso también para reconocer la importancia de la creatividad en su máxima expresión y también fue el momento propicio para encontrarse con el valor del lenguaje y la palabra, acompañada de Arpa, Guitarra y Guitarrón.


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