Privados advierten que alto costo de la energía en Chile está frenando la inversión

El Gobierno está trabajando en el diseño de una estrategia a largo plazo donde se busca privilegiar la generación a partir de fuentes hídricas y mejorar la transmisión energética.

Que la energía eléctrica es más cara en Chile, es un hecho. En la comparación con países vecinos, como Perú, Ecuador o Brasil, llega a triplicar el precio. Una pesada carga que sufren no sólo los clientes residenciales, sino que también el sector productivo. Por ello, no es raro que muchos inversionistas opten por otros países a la hora de definir la ubicación de un proyecto.
Para el presidente de la Cámara de la Producción y del Comercio de Concepción, Alberto Miranda, este es un hecho indesmentible, consecuencia de la falta de planificación en materia energética que por muchos años le ha penado a Chile.
Y si bien el panorama podría estar cambiando en el presente, el dirigente empresarial reconoce que aún hay mucho trabajo por hacer, principalmente, en cambiar la matriz energética, privilegiando fuentes más económicas, como la hídrica.
Actualmente, el sistema privilegia el uso de fuentes económicas, sin embargo, la demanda nunca es satisfecha con esas fuentes, por lo que  los contratos entre las distribuidoras de electricidad y los clientes grandes, como las industrias, están hechos a precio marginal, vale decir, el diferencial entre lo que cuesta producir energía con fuentes de bajo costo y con fuentes caras, como el petróleo, que cuadruplica el valor de la generación hidroeléctrica.
En orden de valores, de la más económica a la más cara, son: hídrica, carbón, biomasa, eólica, petróleo y gas natural.
Miranda asegura que la electricidad es más cara incluso, que en Estados Unidos y Europa.
El problema es que la hidroelectricidad y el carbón no son capaces de satisfacer toda la demanda, que hoy es de 16.000 MW en el país y se calcula que está creciendo anualmente del orden de 1.000 MW, según explica el seremi de Energía, Rodrigo Torres.
Por ello, se requiere aumentar la capacidad de generación en 8.000 MW de aquí al 2020. Y si bien para los próximos dos años los proyectos que se pondrán en marcha permitirán satisfacer esa demanda, el desafío es seguir construyendo centrales pensando en los años posteriores a 2014, plantea Torres.
Sólo para tener una idea de lo que eso significa, una minicentral hidroeléctrica como la que se construirá en Yungay tendrá una capacidad de 20MW; la del embalse Punilla aportará 94 MW y la central de CGE en el río Ñuble tendrá una potencia instalada de 136 MW.
Soluciones
El dirigente empresarial afirma que la solución es desarrollar proyectos energéticos en base a las fuentes que Chile tiene, es decir, agua, biomasa y un poco de carbón. “A la energía eólica y a la geotermia no apuesto fichas, porque no generan gran cantidad, una torre eólica aporta 2MW, y además, no es segura, pues depende de factores ambientales”.
Miranda sostiene que se deben privilegiar fuentes que aporten en cantidad, que sean seguras en cuanto a suministro y que sean amigables con el medio ambiente. Y ése es precisamente el discurso del Gobierno en este tema, que tal como lo manifiesta el seremi del ramo, está trabajando en la elaboración de una estrategia de desarrollo energético a largo plazo, que Chile no tiene ni ha tenido.
Según el seremi, “se trata de definir como país qué energía queremos, de dónde sacamos la energía y cuánto estamos dispuestos a pagar por ella. Por ello, el Estado va a asumir la función de hacer una planificación energética, cuya discusión se dará durante este año y que considera aspectos como la construcción de una red troncal pública, tal como se hace con las carreteras, licitada a privados, mediante la cual se mejorará el sistema de transmisión, que es uno de los puntos débiles de nuestro sistema”.
Torres agrega: “hoy tenemos oposición a todos los proyectos , por eso queremos incorporar a todos los sectores, también a los grupos ambientalistas, para llegar a un consenso lo más amplio posible, de manera de definir una estrategia común”.
Al respecto, el economista de la Universidad San Sebastián, Renato Segura, valora la actitud asumida por el Gobierno, pero advierte que “debe transparentarse una política de Estado en que se defina su postura frente a la matriz energética, sobre la energía nuclear, las centrales termoeléctricas y la oposición de grupos ambientalistas”.
Segura concluye que éste es un problema más bien político, y que más allá de lo cara que es la energía, el riesgo está en la confiabilidad del sistema en lo que respecta a la seguridad del suministro.
La seguridad del suministro
Para el economista Renato Segura, un aspecto mucho más grave que el alto costo de la energía es el de la seguridad del suministro, es decir, las vulnerabilidades del sistema que hacen cada vez más cerca la posibilidad del black out.
Los cuellos de botella en el sistema de transmisión y el poco aprovechamiento del potencial energético de Chile son problemas que deben ser solucionados con urgencia, apunta Segura.
Respecto de la transmisión, el seremi Rodrigo Torres explica que se solicitó a Transelec el mejoramiento de la línea Charrúa-Chillán, proyecto que concluyó este mes y que permitió aumentar la capacidad de transmisión en uno de los más complejos cuellos de botella del Sistema Interconectado Central.
La autoridad recordó el apagón que se registró en la Provincia de Ñuble el 27 de diciembre pasado y que afectó a unos 20 mil clientes, debido a los problemas que existen en la red de transmisión, relativos a la capacidad de transportar energía, que hoy es insuficiente ante la alta demanda, y que queda de manifiesto principalmente en aquellos días de altas temperaturas (sobre los 32-35 grados Celsius, el cableado disminuye su capacidad).
Asimismo, Segura critica la burocracia que se transforma en otro de los obstáculos para que proyectos de generación puedan ver la luz con rapidez, en un escenario donde además de los problemas legales y administrativos, los inversionistas deben enfrentarse con la oposición de grupos ambientalistas.
“En Chile se han retrasado proyectos de generación que ya deberían estar operativos”, añade Segura.
Para el economista, Chile es cada vez más vulnerable, puesto que ha desaprovechado fuentes energéticas mucho más baratas y amigables con el medio ambiente que las que se están usando en la actualidad.
Por lo anterior, advierte que el Estado  debe definir cuanto antes una estrategia a largo plazo que dé tranquilidad a los inversionistas.

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