EL JAZZ EN LA ORGANIZACIÓN




Escribe: Mario San Martín Aliaga
En una reciente velada de jazz tuve la oportunidad de compartir con el músico uruguayo Daniel Lencina. Hacía tiempo que quería plantearle a un entendido, que hay entre el jazz y la empresa a propósito de un tipo de capacitación que fusiona el business (negocio) y el jazz.

En el mundo de los negocios y las empresas hay algunas que funcionan como una antigua sinfonía, donde todo es piramidal, vertical y hoy se ven obligadas a reorientar su management (gestión) hacia las personas y que éstas sean capaces de “escribir la partitura mientras tocan”.

En el sistema sinfonía cada jefe cree que sabe siempre lo que se tiene que hacer. Todo se basa en el control, informes continuos y todos miran más al de arriba que al cliente. Todo parte desde arriba y a los de abajo les llegan órdenes, los “mandos medios” actúan como filtros, cada departamento trabaja aisladamente y las comunicaciones no alcanzan el objetivo común. Este sistema piramidal no brinda la adecuada satisfacción a las organizaciones ni a las personas que la componen y que no sienten la tranquilidad ligada con acciones futuras, ya que es un sistema basado en la jerarquía que impone el director de la sinfonía.

“El Jazz es un lenguaje donde cada uno aporta. Cada integrante está al servicio del líder y a la vez cada uno le aporta elementos o ideas que le sirven a éste para mejorar su producción. En un momento, el líder deja de tocar, para que los demás integrantes hagan su aporte y eso en una empresa debería ser muy importante, abrir la puerta a los demás para que digan “yo creo que puedo aportar esto o aquello”, dice Daniel Lencina.

El sistema Jazz soluciona estos problemas, ya que su partitura es parecida a los procesos y modelos operativos de una empresa u organización y, los instrumentos de los músicos, son similares a la tecnología.

En el sistema Jazz existen, discusiones, diferencias, polaridades; cada persona tiene su opinión y es en ese mundo donde hay que armonizar y ponerse de acuerdo.

Es preciso que la empresa y la banda de Jazz, ambas, sean suficientemente flexibles y de calidad para que el cliente o el público disfruten del resultado.

El líder de la banda de Jazz es el gerente en la empresa y debe aplicar un liderazgo de servicio. Destacando de cada músico o empleado lo mejor. Aquí el líder no tiene miedo a la crisis o a lo que sucederá en la actuación, ya que combina lo impredecible con los dones de las personas que dirige.

Mientras Daniel Lencina vuelve a tocar con sus músicos veo en ellos el símil de la organización que es capaz de enfrentar los cambios y me resulta una imagen inspiradora para compartir estas líneas.

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