El uno depende del otro


Comentario

Escribe: Mario San martín Aliaga

A propósito de una reunión a la cual me tocó asistir, donde un ejecutivo de una empresa de la zona de Ñuble habló de la explosiva demanda de mano de obra que tendrá la actividad frutícola, especialmente en la cosecha, debido al significativo aumento de las hectáreas de frutales que entrarán en producción, surge la necesidad de enfrentar nuevamente este antiguo divorcio entre trabajadores y empleadores, en busca de un camino común.

Por un lado la actividad agrícola requiere cada día más de un trabajador especializado y consciente y, por otro, el trabajador espera no tener que entregar su trabajo solo algunos meses y con un pago acorde a lo que el negocio reditúa.

El concepto de negocio que hoy se estila es “no importa cuánto gano, sino cómo lo gano” y siguiendo esta misma “lógica” es necesario que el empresario reconozca que su actividad además de estar en el ámbito del negocio también lo está en lo social y ambiental. Aquí surge el concepto de Responsabilidad Social empresarial.

Así entonces, el valor de una empresa está en cuanta riqueza y bienestar genera para los grupos humanos con los que opera. Es una visión de negocios que integra armónicamente la rentabilidad económica con el respeto por los valores éticos, las personas, la comunidad y el medio ambiente.

El trabajador también debe adquirir un compromiso mayor con las normas y exigencias, debe actuar con mayor conciencia y responsabilidad, en suma debe adecuarse a los requerimientos. Sin embargo aquí estamos frente a una persona que no ha sido actor en este proceso de modernización y globalización, sino que, ha sido sorprendido por el proceso modernizador sin tener las herramientas para hacer frente a este “nuevo mundo”.

Normalmente se dan foros, reuniones y encuentros donde cada uno de estos actores, trabajador y empresario, expone por separado su visión y sus lamentos frente a la actitud del otro. Son pocas las oportunidades en que empresarios y trabajadores dialogan juntos sobre como enfrentar los desafíos, cuales son las responsabilidades de cada uno y, obviamente cuales serán las ganancias para cada uno.

El mayor diálogo social en las zonas agrícolas debe darse entre estos dos actores ya que, hoy, a diferencia de otros tiempos el uno depende del otro y la sinergia aquí cobra su mayor expresión si el resultado del trabajo conjunto es un mayor bienestar para ambos.

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