El Ministerio de Agricultura actualizó la ley de fertilizantes y bioestimulantes, estableciendo nuevos estándares para su producción y comercialización. Estos cambios buscan proteger el medio ambiente, mejorar la transparencia del mercado y promover prácticas agrícolas sostenibles.
Nueva normativa y sus objetivos
El 16 de octubre de 2024, el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) realizó una consulta pública para actualizar los requisitos de la Ley N° 21.349. Esta normativa, que deroga la resolución N° 6725 de 2022, establece parámetros más estrictos para fabricantes, importadores y distribuidores de fertilizantes y bioestimulantes.
El objetivo principal es fortalecer la transparencia en el mercado y garantizar prácticas agrícolas que protejan la salud del suelo y los ecosistemas. Además, se busca que los consumidores tengan acceso a información clara sobre la composición y trazabilidad de los productos.
Cambios clave en la ley
Entre las novedades más destacadas se encuentra la obligación de detallar la composición centesimal y la trazabilidad en las etiquetas de los productos. Los bioestimulantes microbianos deberán especificar el género y especie de los microorganismos utilizados.
Estas medidas buscan asegurar que los agricultores y consumidores cuenten con información precisa para tomar decisiones informadas, al tiempo que se promueve una industria más equitativa y sostenible.
Impacto en el sector agrícola
La implementación de esta ley representa un desafío para los productores, quienes deberán adaptarse a las nuevas normativas. Sin embargo, también ofrece una oportunidad para innovar en sus prácticas y mejorar la calidad de sus cultivos.
El SAG será el encargado de fiscalizar el cumplimiento de estas normas mediante inspecciones y tomas de muestras. Esto garantizará que los productos comercializados cumplan con los estándares establecidos, promoviendo una agricultura más respetuosa con el medio ambiente.
Conclusión
La actualización de la ley de fertilizantes marca un hito en la agricultura chilena, impulsando prácticas más sostenibles y transparentes. Estos cambios no solo benefician a los consumidores, sino que también fortalecen la competitividad del sector agrícola en el país.